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El millonario invisible para Hacienda que campaba por España

¿Se puede manejar una fortuna familiar de casi 180 millones de euros y pasar por la vida sin rendir cuentas con Hacienda, es decir, no hacer ni siquiera la declaración de la renta año tras año?. Pues sí, es posible y sucede en España. O sucedía, porque en el caso de Manuel Torreblanca y su mujer, la rica heredera Liliana Goda, están a las puertas de un juicio y de pagar a la Agencia Tributaria varios millones de euros por los impuestos evadidos estos últimos años.

Manuel Torreblanca era ante el fisco era un sujeto no declarante que ni siquiera disponía de una cuenta bancaria a su nombre. El patrimonio que manejaba él y otro familiar, y que se componía de la compañía BCN Godia, cuentas corrientes en Suiza y las obras de arte de su propiedad que tenía en sus viviendas, era de 103 millones de euros en 2007 y de 175 millones de euros en 2011. Pero el cuidador del mismo reflejó ante Hacienda como valor 1,1 millones y 4,7 millones de euros respectivamente, pagando 6.200 euros de impuesto de Patrimonio en 2007 y cero euros en 2011.

Así lo recoge el escrito firmado por el fiscal, el abogado del Estado y la Generalitat de Cataluña y con el que el propio Torreblanca se mostró de acuerdo. Los poderes públicos le reclaman ahora lo que debe, ya que sus rendimientos desde 2008 a 2011, como administrador de diversas empresas familiares fueron de unos 4 millones de euros (sólo en el 2011 ascendieron a 1.091.272,22 euros). Por ello, debía ingresar por IRPF un total de 1,6 millones.

El millonario invisible consiguió eludir al fisco a través de una empresa interpuesta, Pables 21, que recibía sus retribuciones y contabilizaba en ella “gastos propios de su actividad que en realidad correspondían a bienes y servicios adquiridos para el disfrute personal del acusado y su familia”, según cuenta El Confidencial. Esos gastos ficticios de la empresa fueron de aproximadamente 2,5 millones durante ese periodo de tiempo, cantidades que también fueron deducidas de las bases imponibles a la hora de pagar el Impuesto de Sociedades.

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[También de interés: La rica heredera que ocultó durante años 1.200 casas y 2.000 millones a Hacienda]

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Según el acuerdo con la fiscalía y el Estado, Liliana Godia sale libre de culpas al no quedar demostrado que defraudara más de 120.000 euros en IRPF en los ejercicios de entre 2007 y 2011.

Torreblanca acepta, sin embargo, una pena de prisión de dos años y 15 días y una multa de 1,398 millones de euros por siete delitos fiscales, y como responsabilidad civil deberá indemnizar a la Agencia Tributaria con 2,25 millones.

La historia resulta casi de película y recuerda a otra que contamos en su día, la de la rica heredera Angiola Armellini, hija de un magnate del ladrillo de ese país, afloró como titular de un entramado societario que tenía repartida la titularidad de ese enorme patrimonio entre varios paraísos fiscales.

La investigación duró un año y medio. Los edificios se encuentran principalmente en la ciudad de Roma (1.239) y, aparentemente eran propiedad de varias empresas extranjeras con domicilio social en Luxemburgo. Esas sociedades atesoraban enormes cantidades de dinero y bienes en paraísos fiscales o países con una fiscalidad privilegiada, como Bahamas, Nueva Zelanda, Luxemburgo, Suiza y Mónaco.

Armellini fue acusada de conspiración para la evasión de impuestos con otras once personas, entre ellas varios asesores italianos y extranjeros.

Torreblanca y Armellini son dos casos llamativos, y casi seguro que no serán los últimos de este calado que afloran. Si no, al tiempo.
IDNet Noticias