El delator de los abusos de un gran banco renuncia a millones de dólares recompensa para evitar más abusos

Delató un abuso del banco donde trabajaba y provocó una multa millonario para la entidad, el Deutsche Bank. A cambio, según la ley norteamericana, recibió una recompensa millonaria, que resolvería la vida de Eric Ben-Artzi, el delator, y de varias generaciones posteriores. Pero en un gesto doblemente altruista, ha renunciado a ella para intentar denunciar otro abuso: que la multa la asuman al final los accionistas del banco de turno, pero no los directivos que hacen de su capa un sayo y siguen haciéndolo, a costo de clientes y accionistas.

Ben-Artzi trabajaba como directivo en el área de riesgos del banco germano en Estados Unidos. Tras denunciar las deficiencias en los controles internos de la firma alemana. El chivatazo se resolvió con una sanción de 55 millones de dólares para el banco y una recompensa de 16,5 millones para Ben-Artzi y un segundo informador.

El chivato ha escrito en Financial Times para denunciar la connivencia entre el regulador y el banco y apunta que las puertas rotatorias entre el personal de la SEC y el gigante alemán han jugado un papel importante para que esto sea así ya que varios miembros del actual equipo legal de la SEC ocuparon puestos de responsabilidad en el DeutscheBank en los EEUU.

Según el ex directivo, la recompensa debería haberla abonado los directivos del banco que incurrieron en irregularidades. “No participaré en el pillaje sobre la gente a la que me contrataron para proteger”, señala, refiriéndose a los accionistas de la firma. En su día, la SEC explicó que los estados financieros de Deutsche Bank no reflejaban los riesgos significativos en posiciones ilíquidas y complejas en el mercado de derivados.

La quijotesca y admirable decisión de Ben-Artzi no ha sido imitada por otros agraciados de esta denuncia. El otro chivato, operador en la mesa de negociación, no ha renunciado a la recompensa. Como tampoco lo han hecho con su parte la ex mujer de Ben-Artzi ni sus abogados, según explica el propio denunciante. Bien pensado y viendo cómo funciona el mundo de los mercados, los reguladores y las auditoras, hay que ser un verdadero justiciero para hacer lo oque ha hecho Ben-Artzi.