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El cartero que quemaba las cartas en vez de repartirlas

Cada vez se envían menos cartas y la de cartero es una profesión en peligro. Si además alguno hace lo que un colega de Marbella, el declive puede ser aun más rápido. Arranca estos días un juicio contra un cartero que fue descubierto por la policía intentando quemar en su casa cientos de cartas que no había repartido. Le puede caer la del pulpo. Se enfrenta a una petición fiscal de cuatro años de cárcel.

Llevaba seis meses sin repartir la correspondencia, que acumulaba en su casa para luego prenderla fuego. La Policía le pilló infraganti y logró recuperar un total de 3.583 cartas, sin que puedan cuantificarse las que fueron quemadas.
El acusado trabajaba como personal laboral fijo de la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos y su cometido era la clasificación y reparto de correo en esa ciudad andaluza.

Será juzgado por un jurado popular y se enfrentará también a una inhabilitación especial para empleo o cargo público durante seis años al considerar el fiscal que es autor de un delito continuado de infidelidad en la custodia de documentos, según el escrito, al que ha tenido acceso Efe.

[También de interés: Las profesiones más felices]

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Hinzel - via Wikimedia Commons

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Flaco favor le hace este hombre a un servicio como el de Correos, muy golpeado por la revolución digital tanto en España como en el resto del mundo. Después de 300 años de existencia de Correos en España, casi nadie manda ya cartas personales y cada vez más recibos del banco y notificaciones públicas (multas, avisos…) llegan al email. Han caído hasta las felicitaciones navideñas. Correos suele cerrar con beneficios, pero gracias a que recibe una enorme subvención del Estado -180 millones de euros- para prestar el llamado Servicio Postal Universal, es decir, el que las cartas lleguen a la última aldea de España.

Mientras tanto, el número de empleados del servicio postal se ha reducido un 25% y los envíos han pasado de 5.100 millones a 3.099 millones e ingresos desde 2008.

El tsunami para los carteros es global. Por ejemplo, cada año varias publicaciones realizan un macabro estudio sobre las profesiones en riesgo de extinción. Entre las primeras (además de reportero de prensa, agente de viajes y agricultor) suele estar la de cartero. Las listas siempre se hacen desde EE UU —la última es de Fortune—, donde el servicio postal camina al borde de la bancarrota.

Canadá prescindirá de la entrega de cartas y paquetes en los domicilios a partir de 2019 y Reino Unido decidió el año pasado privatizar Royal Mail, empresa pública desde hacía 500 años. La tabla de salvación de estas empresas es aprovechar el boom de la paquetería generado por internet y el comercio electrónico. Pero en este campo la competencia es feroz y los correos de cada país sufren mucho para hacer frente a decenas de transportistas muy competitivos.

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@Jorcha