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El alquiler ya no atrae a caseros ni a inquilinos

A muchos propietarios que compraron un piso (o varios) para alquilar y sacarse un sobresueldo ya no les salen las cuentas. El aumento de los impuestos, la aparición de nuevas tasas y la reducción de las rentas que pagan los inquilinos ha mermado el negocio de los arrendadores de viviendas.

Los inquilinos no lo tienen mejor, ni mucho menos. La reforma fiscal recién aprobada por el Consejo de Ministros empeora considerablemente el tratamiento del alquiler. Si bien el Gobierno ha dado marcha atrás en su intención de reducir del 60% al 50% la bonificación que se aplican los propietarios, se ha eliminado la exención del 100% que hasta ahora disfrutaban los caseros con inquilinos menores de 30 años. La deducción será lineal: el 60% para todos, sin diferencias.

Con esta reforma, el Gobierno prácticamente equipara la compra de vivienda al alquiler, sacrificando los incentivos fiscales de los que venían disfrutando tradicionalmente tanto los propietarios como los inquilinos.

Además se ha suprimido la deducción del 10,05% que desde el 1 de enero de 2008 se aplican en el Impuesto de la Renta los inquilinos con rentas inferiores a los 24.107,20 euros anuales . Esta deducción no tenía límite de edad y era de carácter estatal, por lo que resultaba compatible con la que ofrecen la mayoría de comunidades autónomas y cuyo mantenimiento es decisión de cada Gobierno regional.

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Bien es cierto que la supresión de la deducción del 10,05% no tendrá efectos retroactivos y quienes hoy se benefician de ella podrán seguir haciéndolo hasta que expire su contrato de alquiler, pero los arrendamientos que se firmen a partir del año que viene ya no tendrán este beneficio.

[También de interés: Las sombras de la reforma fiscal de las que Montoro no presume]

Si los caseros pierden las exenciones, el paro juvenil ronda el 50% y los ingresos medios de este colectivo son reducidos, parece lógico concluir que esta reforma fiscal llevará a muchos jóvenes de nuevo a casa de sus padres. Y si atendemos a las estadísticas recién publicadas, que hablan de que siete de cada en 10 jóvenes de entre 18 y 35 años aún no han podido intependizarse, es evidente que esta reforma se lo pondra aún más difícil.

El problema es que la opción “compra” está lejos de las expectativas de muchos jóvenes. Las condiciones de crédito se han endurecido y, con la escasa estabilidad laboral de la mayoría, pocos se atreven a embarcarse en la aventura de comprar casa.

Por el lado de los caseros, perder exenciones es un varapalo más para quienes ya se han visto obligados a soportar el encarecimiento del crédito y el progresivo descenso de sus ingresos por alquiler, la subida anual del IBI, las nuevas tasas de basura y aparcamiento en muchas ciudades y eventuales problemas con inquilinos morosos que han perdido el empleo. El negocio ya no es tan atractivo, pero tampoco es buen momento para vender. Ahora falta ver si el Gobierno, como ya ha dejado entrever en más de una ocasión, penalizará a los propietarios de pisos vacíos.

IDNet Noticias