El aire acondicionado y otras cosas que hoteles y restaurantes no puede cobrarte aparte

La denuncia de FACUA de que un hotel de Cuenca pretendía cobrar a sus clientes tres euros diarios por usar el aire acondicionado ha ‘calentado’ las redes sociales estos días. Los consumidores se preguntan qué cosas nos están cobrando los hoteles y restaurantes fuera de la norma. Aquí tienes algunas: el IVA fuera del precio, las propinas, el WiFi, las toallas, el acceso al gimnasio….

Algunas veces los clientes se llevan la sorpresa al hacer el check-out del hotel, otras sobre la marcha y en ocasiones no se percatan de que les han cobrado de más hasta que terminan sus vacaciones y llegan a casa. Entonces se desquitan a través de comentarios en las webs de reservas y las redes sociales, dejando ver la parte más amarga de su viaje y poniendo en alerta a otros (incautos) que van a organizar un viaje, una comida o una estancia similar a la suya.

Sea como fuere, es evidente que algunas veces los hoteles ponen tan pequeña la letra pequeña que nadie la ve o cobran fuera de las cuotas cosas que deberían incluir en un servicio habitual. Por ejemplo, llama la atención el número de críticas y el enfado de los clientes porque en hoteles de cuatro y cinco estrellas les han cobrado el wifi. Algunos hoteles ofrecen conexión a Internet gratuita pero al final es de tan poca calidad, hay tanta gente conectada y los clientes se sienten tan desasistidos que acaban pagando.

Una crítica común en verano viene por la abundancia y calidad de las toallas, tanto para la playa como el cambio diario en la habitación del hotel. Cierto que, en los últimos años y por razones medioambientales, se ha extendido la norma de no cambiar las toallas a diario: sólo se cambian si el cliente las deja en el suelo. Pero de ahí a que el hotel no las cambie hasta pasados 2-3 días motu propio y surta la habitación con toallas gastadas, hay varios pasos.

Otra avalancha de denuncias viene de los turistas que mes tras mes visitan las grandes capitales españolas. Es cierto que en muchos países las propinas son un concepto casi obligado, pero –por fortuna o desgracia –en España sigue siendo algo discrecional. Y cuando te cobran 15 euros por un sencillo pincho de tortilla y una caña o 20 por un recorrido urbano en taxi, con extras que no sabe explicar ni quien lo está cobrando, la propina no es merecida. Lo mejor sigue siendo pedir la factura (ojo, que no te den un albarán) y reclamar.

En el otro extremos están los clientes que, ocultos tras el confort de un seudónimo, critican que les han cobrado por algo que no tenían contratado y usan las redes sociales simple y llanamente para desprestigiar o vengarse. Como hay sitios que lo publican todo…

En un país que le debe al turismo más del 10% del PIB, tenemos que ser exquisitos y evitar cualquier sombra de duda. Ahora que, gracias a Internet y las redes sociales, los consumidores tienen cada vez más poder, visibilidad y capacidad de prescripción, esta debería ser la norma para mantener esa excelencia tan difícil…. y efectiva.