De ‘nini‘ manitas a millonario

Esta es la historia de un nini que se ha hecho millonario, otro caso que nos hace preguntarnos por la eficacia de la educación que damos a nuestros jóvenes. Jordan Daykin dejó sus estudios a los 13 años y ahora es el creador de un negocio valorado en 10 millones de libras.

Este joven de 20 años inventó junto a su abuelo, un ingeniero retirado, uno de los sistemas de fijación en paredes más resistentes del mercado.
En 2014, con la mayoría de edad recién cumplida, se presentó al programa de televisión de la BBC Dragon’s Den; un concurso donde los participantes presentan sus ideas de negocio en busca de financiación por parte del jurado: Cinco grandes inversores británicos conocidos como The Dragons. En el concurso, Jordan consiguió un capital inicial de 80.000 libras el cual, tan solo dos años más tarde, había multiplicado por 125.

La idea de crear GripIt, nos cuenta The LadBible, surgió en el cobertizo de su jardín cuando ayudaba a su abuelo con pequeñas mejoras en la casa. Jordan cuenta que intentando poner unas cortinas no conseguían dar con ninguna herramienta que les ofreciese la sujeción necesaria. Y allí donde vieron una dificultad para continuar sus reformas descubrieron también un vacío en el mercado a por el cual se lanzaron.

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Cuando era un adolescente se convirtió en un nini que vivía en el garaje de su abuelo Stanley de 74 años, la mayor motivación de Jordan. “Para mí lo mejor de todo lo que he conseguido en estos años es, sin duda, ver cómo se le ilumina la cara a mi abuelo cada vez que le cuento novedades sobre el negocio, además de la sensación de éxito que tenemos cuando miramos al cobertizo donde empezó todo”. Sin estudiar ni trabajar, Jordan veía la televisión y leía sobre cómo habían creado sus fortunas personajes como Deborah Meaden, uno de los cinco dragones que, años más tarde, financiaría su idea.

Paradójicamente, había abandonó los estudios, frustrado por suspender las dos únicas asignaturas a las que se presentaba: Inglés y, atención al dato, Ciencias de la comunicación y tecnología ¿Es Jordan un caso aislado de éxito? ¿O es síntoma de un ineficaz sistema educativo? Es sin duda un buen motivo de reflexión para los tecnócratas que fijan los densos y pretenciosos programas de enseñanza.

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