Los ‘juguetes’ que dejan los Reyes Magos a los ultrarricos

Mientras la mayoría de los mortales se conforma con un iPad, un libro, algo de ropa o la socorrida corbata de todas las navidades, los millonarios de todo el mundo esperan haberse portado lo suficientemente bien a lo largo de 2010 como para que los Reyes Magos no se olviden de los regalos que pidieron en su carta de este año: un avión, un yate o, por qué no, su propia isla en las Bahamas.

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Incluso en época de incertidumbre económica, las mayores fortunas del planeta esperan terminar las fiestas rodeados de lujosos regalos. Y es que no hay nada como ser rico para felicitarlas la Navidad con tarjetas de oro y piedras preciosas de Guilded Age Greetings, a razón de 4.000 dólares la postal, o bombones de Michel Cluizel, unos deliciosos dulces cuyo precio, 895 dólares la caja, amargaría la celebración a más de uno.

Una isla para mí
El sueño de todo ultrarrico que se precie es tener su propia isla. No es barato, pero tampoco imposible. La estrella del mercado navideño es un pedacito de tierra en las Bahamas de 272 hectáreas con puerto, aeródromo y una mansión de siete habitaciones. Además, la propiedad cuenta con dos casas más, una para el servicio y la otra para los invitados. Su precio ronda los 55 millones de dólares, a lo que hay que sumarle aproximadamente 200.000 dólares más cada año en gastos de mantenimiento, según la división de bienes raíces de la compañía de lujo Sotheby's, encargada de la venta.

Un yate, un avión, un helicóptero...
Para los más intrépidos, surcar los aires sale algo más económico. La moda de poseer un avión privado sigue al alza. El Gulfstream G550, el jet más popular entre las grandes fortunas, cuesta 50,5 millones de dólares, además de un millón extra cada año para costear la tripulación, el seguro o un hangar en el que guardarlo. Si usted es rico, pero un avión se le sale del presupuesto, siempre puede optar por el helicóptero, la solución elegida por personalidades como el futbolista David Beckham para llegar a tiempo al trabajo sin sufrir los incómodos atascos. El modelo Bell 430, el más lujoso del mercado, apenas cuesta 6,5 millones de dólares.

Sin embargo, hay quienes prefieren regalos menos ostentosos y se conforman con 'detalles' como el juego del Monopoly. A los millonarios siempre les gusta desplumar a los rivales, incluso cuando no lo hacen en la vida real. La versión más lujosa del legendario juego de mesa de la marca Parker se puede conseguir bajo encargo y previo pago de más de 2 millones de dólares. El tablero y las fichas están bañados en oro e incrustados con decenas de diamantes, aunque lo más sorprendente es que el dinero sigue siendo del mismo papel de siempre y carece de valor alguno. ¿Una excentricidad más de los ricos?