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La prueba de que las mujeres son crueles consigo mismas

Un reciente estudio ha arrojado un dato más que llamativo: sólo el 4% de las mujeres del mundo se ven guapas. Ante esta situación de baja autoestima Dove se ha planteado el reto de convencerlas de que en realidad son más bellas de lo que ellas creen.

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Para que este mensaje sea realmente efectivo la compañía ha decidido llevar a cabo un original experimento que demuestre con pruebas irrefutables que las mujeres son injustas consigo mismas a la hora de juzgarse. Para hacerlo han contado con la ayuda de Gil Zamora, un miembro del FBI especializado en hacer retratos a través de descripciones de personas.

La acción consistió en que varias mujeres se describían a sí mismas, y este experto retratista forense se encargaba de dibujar su retrato sin ver realmente cómo son. Es decir, que su única fuente de información era la percepción que ellas tenían de su propia imagen.

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El especialista del FBI les preguntaba por su pelo, su barbilla o sus ojos, encontrándose con respuestas como “mi madre me dice que tengo una mandíbula grande”, “tengo una cara gorda y redonda”, “tengo la frente grande” o “cuanto mayor me hago, más pecas tengo”.

A continuación el especialista dibujaba otro retrato de la misma mujer, pero esta vez basándose en la opinión de otra persona que no la conocía pero que había estado hablando un rato con ella previamente. La diferencia entre el primer dibujo y el segundo dejó heladas a las protagonistas del experimento.

El retrato confeccionado en base a las opiniones propias no hacía justicia, al presentar a las mujeres con rasgos inexistentes en la realidad. El otro, sin embargo, las mostraba tal y como son. “La segunda parece más abierta, amigable y feliz”, “debería estar más agradecida de mi belleza natural”, afirmaron sorprendidas las mujeres que se sometieron a la demostración. Un buen mensaje y una brillante manera de transmitirlo por parte de la agencia Ogilvy & Mather.