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DesesperadasDesigualdad, una enfermedad crónica
“Mujer. Estado civil: soltera. Origen: Shanghai. Fecha de nacimiento: abril de 1981. Altura: 1,68. Estudios: dos títulos universitarios. Miembro del partido, trabajo estable, buenos ingresos, tiene departamento, tiene auto, sin deuda”. Así cita uno de los tantos carteles que se pueden leer en la feria que se monta todos los fines de semana en la Plaza del Pueblo en Shanghai donde, desde 2004, se reúnen padres interesados en encontrar un candidato para casar a sus hijas.
Parece una práctica pasada de moda para los occidentales, pero aún es una costumbre arraigada en muchas partes del mundo. Y no es una cuestión relacionada con la formación intelectual de los pueblos que la ponen en práctica (en este caso, hasta se postulan universitarias) sino de un hábito cultural del que la modernidad aún no ha podido desprenderse. De las mujeres, acá o en la China, todavía se espera que, ante todo, consigan un hombre que las proteja y con el que puedan armar una familia. Si además quieren estudiar, ser profesionales y exitosas… que se den el gusto, pero eso sí: sin descuidar la casa.
Lejos de ver esta realidad, hay varones que desestiman que la desigualdad entre hombres y mujeres exista. Según una encuesta de la consultora Ibarómetro, si bien el 47% de los argentinos percibe que las diferencias de género existen, la mayoría subestima su magnitud. Incluso, seis de cada diez consultados considera que el rol más importante de la mujer es cuidar su hogar y el 76% cree que, para el hombre, tener un trabajo que asegure su independencia es más importante que para la mujer.
Si de algo vale que el 8 de marzo se celebre el Día de la Mujer en todo el mundo es por la posibilidad que nos da de recordar este tipo de situaciones aún vigentes y de alumbrar todo el camino que nos falta recorrer en pos de la igualdad de derechos y oportunidades.
¿Por qué crees que aún está tan arraigada la desigualdad entre hombres y mujeres?
@BalaguerAdriana
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