Yahoo Finanzas ¿Verdadero o falso?
Es cierto que algunas mentiras pueden pasar por verdades, pero fingir hasta lograrlo no siempre es el camino. Cuando sentimos la inherente necesidad femenina de destacar entre el resto de nuestras congéneres, no existe forma más expedita de hacerlo que portando ciertos ítems que elevan nuestro caché, dícese de artículos de marca. Después de todo ese es el principal —o quizá el único- objetivo al pagar miles de dólares por la cartera o los zapatos de la temporada: trazar una raya que separa a la afortunada compradora del resto de las mortales que no pueden costearlo, pero que mueren por hacerlo. Por algo el mercado del lujo es la roca que se mantiene firme ante la tormentosa crisis, al parecer la desigualdad es capitalizable.
Así, ansiosas de no ser dejadas por fueras, mujeres de todo el mundo se aventuran hacia el Chinatown más cercano, puesto que ven en las réplicas una alternativa buena, bonita, barata e inofensiva, para estar a la altura. Pero nada más lejos de la verdad, las falsificaciones no las controla Robin Hood, es decir no se trata de la democratización de la moda, ni de darle oportunidad de vestir bien a los que menos tienen. Por el contrario, aunque el marco legal cambia en cada país, estamos hablando de una actividad delictiva, organizada y muchas veces estructurada por las mismas mafias que trafican objetos más peligrosos y no muy bien vistos.
Pero este artículo no va sobre la poca equidad en la distribución de las riquezas, ni sobre si el dinero compra la felicidad. Mucho menos es un debate moralista sobre qué o a quiénes financiamos con la compra de imitaciones o sobre el derecho a la propiedad intelectual -aunque vale la pena tomar todos estos factores en cuenta-. A lo que realmente te invitamos con esta lectura es a reflexionar: siempre habrá alguien mejor y alguien peor que tú, pero nunca alguien como tú. Pregúntate, por qué copiar, por qué conformarse con ser tan sólo un plagio. Recuerda que el diablo está en los detalles, pasa con estos bolsos ídem con las personas: lo que cuenta no es como lucen, sino lo de adentro. Y te garantizo que, más temprano que tarde, se le verán las costuras, dejándote en total evidencia.
Y si, después de todo esto, todavía estás considerando lanzarte en misión comando por los cuartitos secretos del Canal Street en Nueva York, piénsalo de nuevo. Esta vez considerando no sólo tu imagen, sino también los siguientes consejos:
Recuerda la ley de la atracción y de la prosperidad, si quieres dar la impresión de que eres una mujer de mundo y refinada, empieza por creértelo y actuar como tal. Invierte en piezas que sean representativas.
Abre tu mente, quizá no puedas pagar una Hermès o una auténtica Chanel, pero existen muchas otras marcas valiosas y con mucho mérito, con las cuales puedes empezar una colección que realmente valga la pena.
Las tendencias no son exclusividad de ninguna firma, revisa nuestra guía de bolsos para el otoño y encontrarás todos los modelos que necesitas.
No olvides que la moda puede ser comprada, pero el estilo debes poseerlo. No existe etiqueta, por costosa que sea, que le gane a la actitud y a la personalidad. No te guíes por el precio sino por tu instinto.
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