Noel Biderman, un empresario millonario gracias a las parejas infieles

La vida está llena de paradojas, y más aún en el mundo de los negocios. Se puede comprobar con Noel Biderman, un hombre millonario recién entrado en los 40 que en su tiempo libre lleva una vida feliz junto a su mujer y sus dos hijos. Sin embargo, cuando sale de casa se convierte en el 'Rey de la infidelidad', el empresario que comanda Ashley Madison, el mayor portal de affairs del mundo.

Carismático, cercano y muy hábil con la palabra, viene a España y nos atiende para celebrar un año desde el lanzamiento en nuestro país de su red social. ¿Qué tiene de llamativo? Que pone en contacto a usuarios que, no contentos con su matrimonio o su pareja, se conectan a Internet para buscar una aventura con personas en su misma situación. Bajo el lema 'La vida es corta, ten una aventura', cuentan hoy por hoy con 14 millones de usuarios en 27 países del mundo (630.000 en España) y generan anualmente 80 millones de dólares en ingresos.

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"Me dijeron que estaba loco", dice, recordando el día que se le ocurrió esta pionera idea. Fue en 2001. Por aquel entonces era una especie de Jerry Maguire, representante mundial de deportistas hasta que leyó un reportaje y se le encendió la bombilla: "Comentaba los problemas en los portales para singles online porque la mayoría de los usuarios no estaban realmente solteros". Cansado de encubrir infidelidades entre sus clientes ("todos los deportistas tienen aventuras", dice), invirtió 1,2 millones de dólares en montar la empresa. Los recuperó en tan solo seis meses. "Jamás pensé que podría ganar tanto dinero con esto", confiesa.

El secreto del éxito
¿Dónde está la fórmula? "Fuimos los primeros, no tenemos competidores fuertes por el miedo a la mala imagen y tenemos un producto distinto para la gente que quiera ocultar algo", comenta, mientras describe cómo a la hora de pagar no figuran los datos de Ashley Madison en los extractos bancarios o cómo existe un botón de pánico que, en caso de que la pareja entre en la habitación, redirige la navegación hacia una web completamente distinta.

La empresa ha conseguido algo sorprendente: que sus clientes paguen por un servicio cuando hoy en día la gente lo quiere todo de manera gratuita. "Tiene que ver el hecho de que en su mayor parte ronden los 40; dentro de unos años veremos con las nuevas generaciones. También ayuda que haya que pagar por mensaje; hace que sea más exclusivo, ideal para la mujer. Ellas no quieren 100 mensajes en su bandeja de entrada que les digan <<Ey, qué tal, ¿quieres acostarte conmigo?>>, acompañados de una foto; eso no va a funcionar", asevera Biderman, dando otra de las claves: el éxito entre las mujeres.

"Allí donde van las mujeres, van las hombres. Ellos tienen más posibilidades, pueden ir a clubs de striptease; ellas, en cambio, se sienten mucho más atrapadas", explica, reflejando cómo su estrategia, desde el principio, se ha orientado hacia ellas.

Problemas para publicitarse
Como toda empresa, para darse a conocer hay que aplicar una fuerte inversión de marketing, y Ashley Madison no podía ser menos, aunque su estrategia es curiosa: "la clave es publicitarse los lunes por la mañana; durante el fin de semana el usuario pasa el tiempo con su pareja y su familia; una vez no ha funcionado es cuando le entran las dudas y el cliente tiene que ver que, si quiere ser infiel, nosotros le proporcionamos el canal", explica. Sus estrategias, eso sí, han sido a veces polémicas, como la surgida en España después de utilizar al Rey en una de sus campañas: "Son figuras públicas, gente cuyos problemas han salido en los medios; no creamos ficción", se defiende.

"No puedes impedir que alguien sea infiel"
Una de las batallas que aún le queda por ganar a Noel Biderman es el del reproche moral de parte de la opinión pública de cara a Ashley Madison, aunque no escatima en argumentos para combatir: "La gente tiene que entender que no puedes impedir que alguien sea infiel. ¿Te crees que los españoles son más infieles porque hayamos entrado en el mercado? Es ridículo. Mi trabajo no es convencer a alguien de que tenga una aventura, porque si estás feliz con tu pareja no lo vas a hacer, no te vas a arriesgar.", sentencia, mientras trata de ilustrar lo habitual de las aventuras y los engaños en nuestra sociedad: "¿Pierde su puesto un político por ser infiel? No, al igual que a un deportista no le echan de su equipo por este motivo ni una persona deja de ver la película de un actor por engañar a su novia ¿Dónde está el problema? Desde luego, no se puede decir que no lo tenga claro.