Facebook: “O nos vendes tu empresa o te la hundiremos”
En una negociación, tener más dinero y poder que tu interlocutor suele generar, normalmente, una posición de ventaja; el problema es cuando se abusa de ella. Es, básicamente, el sistema que emplean muchas mafias, un método que, de repente, ha salpicado a Facebook.
Así lo ha denunciado Dalton Caldwell, un emprendedor musical y desarrollador tecnológico que ha denunciado mediante una carta pública las amenazas que ha recibido de varios ejecutivos de la empresa de Mark Zuckerberg para que les vendiera una aplicación si no quería verla hundida en caso de negarse.
En un escrito dirigido al propio Zuckerberg, Caldwell denuncia cómo fue llamado a reunirse con empleados de Facebook para negociar un acuerdo. Al parecer, según su testimonio, su compañía entraba en conflicto de competencia con un producto de Facebook: o la vendía o se enfrentaría a su destrucción.
"Les dije que si Facebook quería tener una conversación seria sobre la adquisición de mi equipo y mi producto estaría interesado; sin embargo, no quiero ver mi empresa cerrada y en manos de la compañía", explica el afectado en la carta.
[Relacionado: La hermana y el cuñado de Mark Zuckerberg se van a Google]
Según comenta en esta misma misiva, esta práctica en Facebook no es casualidad: "Muchos otros emprendedores me han contado cómo han sido víctimas de esta fórmula", denuncia, asegurando que varios trabajadores de la red social se lo han reconocido. "Su equipo parece no entender que ser un buen negociador no casa con amenazar un negocio construido en su plataforma; sé de qué van todas estas tácticas negociadoras basadas en la intimidación; lo he experimentado durante años en la industria musical", apela en la carta al propio Zuckerberg.
Aquí, Caldwell da con el foco del problema que, al parecer, están viviendo numerosos desarrolladores. Empresas como Facebook o Twitter les ofrecen 'libremente' su plataforma para desarrollar software que sea compatible con sus redes. Así, un producto que sea exitoso provoca que se beneficien mutuamente en términos de tráfico. Por poner un ejemplo, un videojuego que se pueda utilizar en la propia red social; el problema llega cuando hay un conflicto de intereses.
"En el fondo, tengo lo que me merezco; he llegado a la conclusión de que tomé un riesgo estúpido; no pienso nunca más escribir una línea de código para platadormas como Facebook o Twitter. Lección aprendida", confiesa Caldwell. ¿Cumplirá su promesa?
[Más: Así es Priscilla Chan, la mujer que enamoró a Zuckerberg]