Así intentó Hugo Chávez tumbar a Coca-Cola

Es de sobra conocido que Hugo Chávez nunca fue amigo del capitalismo; más bien todo lo contrario. El difunto presidente de Venezuela ha predicado siempre una política recelosa con las grandes multinacionales que ha intentado evitar cualquier tipo de claro dominio en el mercado. No en vano, hace un par de semana conocimos que el Gobierno del país latinoamericano cerró temporalmente las tiendas de Zara como castigo por un cambio repentino de precios.

Sin embargo, podemos concluir que si ha habido una empresa boicoteada por Chávez, esa es Coca-Cola. Y es que el gigante de los refrescos se ha topado más de una vez y de dos con las trabas del difunto presidente, que nunca disimuló su interés por torpedearlo.

Sin duda, el episodio más polémico se produjo en el año 2007, cuando el Gobierno prohibió la venta en el país de Coca-Cola Zero, la archiconocida bebida sin azúcares de la compañía que había salido al mercado solo dos años antes. La razón que esgrimió entonces el ejecutivo es la presencia de ciclamato de sodio, un edulcorante artificial que varios estudios han catalogado como perjudicial para la salud cuando se consume en grandes cantidades. El veto se produjo a partir de un estudio del Instituto Nacional de Higiene "Rafael Rangel" de Venezuela, perteneciente el Ministerio del Poder Popular para la Salud, que acabó provocando no solo la venta, sino también la destrucción de todas las presentaciones publicitarias de todos los centros comerciales

El segundo golpe, el más mediático, se produjo dos años después. A muchos os sonará si os recordamos el nombre de Juvita. El propio Chávez intentó ponerla de moda en 2009 cuando en un acto público y televisado la presentó ante la población como el refresco local que debería tumbar a la competencia: "Un refresco sano bueno y nutritivo para mantener la juventud eterno, en vez de estar tomando por ahí que si esa no sé qué, Coca no sé qué cosa, cola no sé qué cosa...", decía, mientras se la bebía en directo delante de todo el mundo. El experimento no terminó de fructificar, a pesar de que el difunto presidente lo intentó colocar a sus ciudadanos de todas las maneras. En un acto de 2012, un funcionario de Corpozulia (la corporación encargada de su explotación), indicó que esperaban procesar a final de año un millón de litros de materia prima para la elaboración de Juvita, una cifra que se queda muy pequeña si se compara con los 207 millones de cajas de botellas de Coca-Cola que se vendieron en el país en ese mismo periodo.

El último golpe se produjo de manera mucho más reciente, aunque este no le ha afectado solamente a la empresa de refrescos: la decisión de devaluar la moneda local, un hecho que, según los cálculos, podrían hipotecar los beneficios de la compañía en un 10%,