¿Cuánto cuestan tus seguidores en Twitter?
Un antiguo empleado de la compañía Phonedog ha sido demandado por 'quedarse' con los 17.000 seguidores de Twitter que tenía cuando trabajaba para esta web especializada en noticias y análisis de teléfonos móviles. La empresa le reclama 2,5 dólares (casi 2 euros) al mes por cada uno de ellos, durante un periodo de 8 meses. Así que la cifra total asciende a unos mareantes 340.000 dólares (260.000 euros, aproximadamente).
La historia empieza en 2010, cuando Noah Kravitz —así es como se llama el demandado- abandona su trabajo en Phonedog. Durante buena parte de los cuatro años que había trabajado en esta web, había publicitado en Twitter sus artículos con la cuenta Phonedog_Noah. Este redactor llegó a acumular hasta 17.000 seguidores en la red de microblogging. Cuando Kravitz abandonó Phonedog, la empresa le dijo que se podía quedar con todos ellos.
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En declaraciones a The New York Times, Kravitz asegura que la compañía le pidió como favor tuitear de vez en cuando artículos de Phonedog, condición que él aceptó y cumplió. Sin embargo, este supuesto acuerdo quedó en papel mojado cuando 8 meses después la empresa le demandó exigiéndole 2,5 dólares por seguidor al mes durante un periodo de 8 meses, nada más y nada menos que 340.000 dólares. Phonedog considera que su antiguo trabajador está haciendo uso de algo que es propiedad de la empresa: sus seguidores en Twitter.
Implicaciones de la sentencia
Lo más interesante de este caso vendrá con la sentencia del tribunal que lo va a juzgar en California. Si el juez dicta a favor de Phonedog, tendrá que asignar un precio por cada uno de los seguidores de Kravitz, cifra que podría ser utilizada en otros casos similares, si es que los hubiera. También habría más implicaciones: los seguidores de Twitter pasarían a ser considerados como clientes y sus datos (aunque solo fuera su nombre de usuario) deberían ser celosamente custodiados por la empresa. Algo que, de momento, es imposible, ya que los seguidores en Twitter son visibles para cualquiera. Muchas veces, el hecho de 'robar' clientes a antiguas empresas constituye un delito, pero suele ser cuando existe un beneficio económico directo, algo que con los seguidores de Twitter no pasa.
¿Creéis que la empresa tiene razón, o todo es una exageración? ¿Kravitz se ha aprovechado de su antigua empresa?