Por qué los ricos no quieren que se sepa que lo son

Al parecer, a muchos ricos españoles no les gusta que se conozca su fortuna ni tampoco aparecer en los rankings que les clasifican en función de su patrimonio. No es este sin embargo un hecho singularmente español. Puede decirse que existe un patrón común de comportamiento entre los ricos, sean del país que sean.

La revista Forbes acaba de desvelar que sufre fuertes presiones de los ricos españoles para no salir en la afamada lista que elabora cada año. Esas objeciones pueden ser o bien intentos de disuasión poco consistentes o amenazas directas de querella en los juzgados. Andrés Rodríguez, presidente editor de SpainMedia y director de la edición española de Forbes, lo admitía ayer en el Fórum Europa, Tribuna Catalunya y detallaba, como anécdota, que en alguna ocasión el argumento para no querer salir fue el de "no me saque que ya sabe usted que hay terrorismo en el País Vasco".

Esta apelación al riesgo que supone para los millonarios que se sepa su patrimonio ha sido habitual en España desde la transición hasta hace pocos años, cuando la banda anunció el cese de sus actividades terroristas. El temor a ser convertido en uno de sus objetivos de secuestro era evidente. Ahora las reticencias a aparecer tienen más que ver con el propósito de ahuyentar a los delincuentes comunes, a la Agencia Tributaria, o con el deseo de buscar la tranquilidad vital que da no ser una celebritie por razones de dinero.

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Coincidiendo con esas revelaciones de Forbes nos hemos enterado que en Alemania ocurre algo parecido. Los millonarios son reticentes a que se conozca su condición de personas ricas. Se acaba de descubrir ahora que, por ejemplo, varios miembros de la poderosa familia Otto, que cuenta con un importante imperio comercial, atesoran algunas de las fortunas más relevantes del país.

Se trata de cuatro miembros de la familia, dueños de GmbH & Co KG, propietario a su vez de las cadenas de tiendas Crate & Barrel y Bonprix. Irrumpen en la escena pública gracias al análisis de documentación depositada ante las autoridades reguladoras alemanas, según la agencia Bloomberg.

Benjamin Otto, de 38 años, posee el 12,5 por ciento de la empresa, que también se conoce como el Grupo Otto, haciendo de él uno de los multimillonarios más jóvenes del país. Él es el hijo de Michael Otto, de 70 años de edad y presidente del conglomerado. El cabeza de familia controla el 78,5 por ciento de la compañía. Los dos tienen una fortuna combinada de 10.600 millones de dólares, según el Índice de Multimillonarios de la agencia citada.

Maren Otto, la tercera esposa del padre de Michael Otto , Werner , quien fundó la empresa en Hamburgo en 1949 , controla a su vez un imperio inmobiliario independiente con sus dos hijos, Alexander Otto y Katharina Otto- Bernstein, con un valor neto combinado de 7.300 millones de dólares. Ninguno de ellos ha aparecido de forma individual en un ranking internacional de la riqueza.

Los habituales en los ranking de multimillonarios son sobre todo aquellos que controlan empresas cotizadas en bolsa o sociedades de inversión y patrimoniales que están obligadas a rendir cuentas en registros oficiales de público acceso. Pero hay otras fórmulas de inversión más discretas de las cuales es muy difícil obtener información. Por eso algunos de los millonarios retratados tienen más de lo que se dice en los registros y otros ni siquiera aparecen por falta de información.
IDNet Noticias
@Jorcha