Los becarios españoles, los que menos tienen para vivir en la UE con lo que cobran

Poco empleo y mal pagado. Así está el mercado español, también, claro está, para los becarios. La mayoría de nuestros aprendices y trainees hacen su trabajo sin recibir dinero a cambio, una costumbre también habitual en otros países de Europa si nos atenemos a las estadísticas de la Comisión Europea. En concreto el 58% de los becarios españoles no han cobrado por el último periodo de prácticas que han realizado, un resultado que nos coloca a los españoles en la media de los comunitaria (59%).

Pero si analizamos al privilegiado colectivo que sí ha cobrado, la comparación es mucho más odiosa. Del 42% de españoles que afirman haber recibido un salario por sus últimas prácticas, el 70% asegura que esta compensación fue "insuficiente" cubrir los gastos básicos, un porcentaje mucho más alto que en Europa. De hecho son los becarios que menos pueden cubrir sus necesidades en la Unión Europea, según un eurobarómetro publicado por Bruselas. La encuesta publicada muestra, según Europa Press, que una de cada tres personas que realizan prácticas considera que sus condiciones de trabajo podrían mejorarse y que su aprendizaje en esa situación es insuficiente.

Por otra parte, la encuesta puso de manifiesto que cuatro de cada diez becarios no poseían ningún contrato o acuerdo por escrito con la empresa u organización en la que hicieron sus prácticas (en España, la foto en este campo sale algo mejor, tres de cada diez).

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Una cuarta parte de los encuestados afirmó que sus condiciones de trabajo eran diferentes a las de los empleados, y un 20% señaló que durante ese periodo no aprendió nada útil a nivel profesional. Asimismo, las prácticas en otros países de la UE sólo representaron un 9 % del total (un 5 % en el caso de los españoles).

A la luz de estos datos, la Comisión concluye que hay una relación significativa entre la calidad de las prácticas y los resultados a la hora de encontrar trabajo, ya que las personas que completaron un periodo de prácticas de calidad inferior tenían menos probabilidades de encontrar después un empleo.

Esta situación de precariedad entre los que empiezan su andadura profesional explica en buena medida por qué España no se retiene bien el talento, tal y como constata otro estudio, el que sustenta el llamado Índice Global de Competitividad del Talento.

España ocupa el puesto 35 sobre 103 países del Índice, que es un listado basado en la capacidad de atracción y retención del talento, elaborado por Adecco junto con la escuela de negocios Insead y el Human Capital Leadership Institute, con datos de un 86% de la población mundial y que suma el 96,7% del PIB mundial.

Nuestro país ha sacado una nota media de 52,08 puntos, lo que le sitúa más de 6 puntos por debajo de la media del índice (58,4). Pero España aparece al final del ranking en una serie de temas claves, como la relación entre la paga y la productividad (puesto 98), el empleo juvenil (91), la flexibilidad del mercado de trabajo (88) y el alcance de la formación del personal (80). Un dato más que refleja el grave problema de nuestro mercado laboral en un sentido amplio, es decir, que se inicia en la formacion y acaba en el desarrollo profesional de los más veteranos.

No todos los parámetros, sin embargo, son negativos. Destacamos por calidad de las escuelas de gestión (puesto 4), la densidad de médicos (puesto 8), la matriculación en enseñanza superior (puesto 10), mujeres parlamentarias (puesto 12) y la tolerancia a los inmigrantes (puesto 13).

El problema de la degradación de las prácticas es por tanto común en Europa y en otros países fuera del continente. En un intento de dignificar esta forma de acceso al mercado laboral la Comisión Europea presentará la semana próxima una propuesta de recomendación a los países miembros sobre las prácticas en el marco de la estrategia de la llamada "garantía juvenil" para reducir el paro entre los menores de 25 años y para que puedan acceder a empleos de calidad o a una formación continuada a los cuatro meses de quedarse en el paro o concluir una educación formal.

Con esa propuesta, la Comisión pretende fomentar unas prácticas de calidad y condiciones de trabajo adecuadas, sin que se conviertan en un sustituto barato de un puesto de trabajo normal. Esperemos que, por una vez, las palabras se traduzcan en hecho concretos.
IDNet Noticias
@Jorcha