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La planta que te puede llevar a la ruina

Fallopia japonica

En 1978, el cuasi desconocido director de cine John de Bello convirtió a un grupo de vegetales modificados genéticamente en la peor pesadilla de la población humana. 'El ataque de los tomates asesinos' se convirtió en una película de culto, a pesar de ser una de las peores producciones jamás filmadas. Aquellos jugosos asesinos de piel roja conquistaron a los espectadores.

Hoy, casi 35 años después del estreno de aquella alocada cinta, otra invasión vegetal -esta vez real- amenaza con tirarle la casa abajo a miles de familias británicas. La planta, conocida como Fallopia japónica, ya se ha cobrado su primera víctima: un precioso chalet valorado en casi 400.000 euros situado en Hertforshire.

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Allí vivían Matthew Jones y su prometida, Sue Banks, junto a sus gemelos de ocho meses, Ethan y Ella. Disfrutaban de la vivienda de sus sueños hasta que una planta que llegó a Reino Unido como objeto decorativo en el siglo XIX se convirtió en su peor enemigo. Ahora su maravilloso hogar “es un infierno”, según han confesado a distintos medios locales.

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El antiguo propietario del terreno, responsable legal de limpiar la zona de especies vegetales invasoras antes de vendérselo a Matthew y Sue, está en paradero desconocido según la Policía.

Para evitar que la Fallopia japónica se extienda por todo el vecindario, a los Jones no les ha quedado más remedio que demoler su casa para acabar con la plaga: “no hay ninguna garantía de que los pesticidas funcionen. El proceso puede tardar de tres a cinco años y costarnos 30.000 euros”.

Además, la pareja ha demandado a los abogados que gestionaron la compra del terreno de la casa y piden 400.000 libras como compensación por los daños. De hecho, la invasión se inició únicamente tres semanas después de la venta.

Un enemigo temible
La Fallopia japónica está considerada una de las 100 especies más invasoras del mundo. Puede llegar a crecer hasta 10 centímetros en un solo día y basta un pequeño tallo de menos de un centímetro para que pueda reproducirse.

Algunas especies pueden propagarse rápidamente desde una extensa red de rizomas, desarrollándose entre 7 y 20 metros desde la planta madre y a un mínimo de 2 metros de profundidad.

Cortar el césped, o el tratamiento con algunos herbicidas, especialmente en los comienzos a mediados de temporada de crecimiento, no frenan su crecimiento y, de hecho, a menudo estimulan la producción de brotes de yemas latentes dispersas en la raíz o rizomas.

Hoy, aquel ansia decorativo que llevó a la Reina Victoria a importar esta planta cuesta a los británicos más de 150 millones de euros anuales. Y podría ser aún peor: si no se controla su crecimiento, sus tentáculos subterráneos pueden llegar a derribar muros o socavar cimientos, además de romper pavimentos y desagües.

Denegar hipoteca
El temor de los británicos a esta especie invasora es tal que un simple brote de Fallopia japónica puede dar carpetazo final a la concesión de una hipoteca para la compra de una vivienda.

“Ningún banco va a conceder un préstamo a no ser que se haya puesto en marcha un plan para acabar con la plaga”, explica Sue Anderson, portavoz del Consejo de prestamistas hipotecarios de Reino Unido (CML, según sus siglas en inglés).

Anderson reconoce que “cada semana recibimos entre 15 y 20 llamadas pidiéndonos información y consejos” sobre la Fallopia japónica, “sobre todo cuando se va a hacer la tasación de una vivienda”.