Un grupo de preescolares llena de vida una residencia de ancianos en Seattle
La vida en este asilo podía llegar a ser muy triste. La soledad, el desgaste físico y la cercanía de la muerte acompañaban el dia a dia de los ancianos que vivían aquí.. Pero entonces llegaron ellos, los niños, y lo cambiaron todo. La presencia de los más pequeños llenó de vida lo que minutos antes era un lugar gris y vacío de ilusiones. Este grupo de prescolares junto a los ancianos forman parte del Centro de aprendizaje intergeneracional de Seattle, en Estados Unidos. Un innovador proyecto por el cuál, cinco días a la semana ambos se reúnen para comer, contar cuentos, jugar juntos y algunos hasta se animan con el baile. Se trata de que los ancianos vivan el momento presente, su propia realidad, pero esta vez con grandes dosis de alegría. Una manera de integración de la tercera edad que podría transformar la rutina a la que se ven sometidos los mayores cuando ingresan en estos centros.