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Pendientes de los dos billones de deuda italiana

La incertidumbre predomina entre los inversores sobre el desenlace electoral en Italia. La bolsa y la prima de riesgo de los bonos italianos han experimentado su mayor volatilidad en los últimos días desde 2009. Se ha producido una montaña rusa de subidas y bajadas, en función de que se atisbe una cierta estabilidad post-electoral o, en cambio, se tema un nuevo periodo de inestabilidad. La gran carga pública italiana es su deuda de dos billones de euros, que suponen un 126 por ciento de su Producto Interior Bruto. Y, para 2013, la Comisión Europea prevé que aumente hasta el 128 por ciento. El interés de esta deuda le cuesta al país, anualmente, 80.000 millones. Lo que equivale al cinco y medio por ciento de su PIB. Se antoja difícil su reducción, sean cuales sean las propuestas electorales, si el crecimiento italiano sigue en recesión. El país retrocedió el año pasado en más del dos por ciento y, los últimos datos para este año, pronostican de nuevo una caída del uno por ciento. Si no se quieren aplicar más planes de choque de aumento de impuestos y reducción de gastos sociales, la forma menos traumática de rebajar este déficit según los economistas menos ortodoxos es hacerlo progresivamente en los próximos veinte años.