La letra pequeña de los alimentos 'españoles' que no lo son

Juego de las diferencias. Parecen iguales, pero no. Si uno lee detenidamente... Sí, pone Perú. "Igual cojo una lata y no me he enterado de dónde era", reconoce una consumidora. Por muy cojonudos que parezcan, como se ve en la etiqueta. hay que estar atentos al origen. "Pero como somos tan tontos, porque somos tontos, vamos, cogemos y la echamos al carro sin mirar", explica otra compradora. Envasado en Navarra, vale. Pero dónde se ha cultivado, ya es otra historia. En el bolsillo se nota, es evidente, son más baratos, pero mucho más en la boca, como defiende Jesús Aguirre, agricultor, el que los ve nacer. "Es una textura muy suave, se rompe solo en la boca y no tiene fibras". La textura y el texto que viene en la etiqueta. "Lo ponen en una letra muy pequeñita", se quejan las clientas del supermercado. Es la clave. Con que las letras midan entre 0,9 y 1,2 milímetros de alto, según el tamaño del envase, ya cumple la ley europea. "¿Por qué no ponen también de dónde viene realmente o dónde se ha cultivado en grande? Creemos que ahí es donde hay que modificarlo para no confundir tanto al consumidor. Que ojo, la normativa no lo obliga, pero creemos que esa normativa tiene que cambiar" indica Susana Arizcun, de la Asociación de Consumidores 'Irache'. Entre comillas 'un engaño' al consumidor que perjudica, y mucho, a los productores. "En el sector, en esta zona, han desaparecido muchas fábricas en los últimos 15 años", relata Domingo Díaz de Rada, gestor de la conservera Lodosa. "Hablamos que se cultivaban 10 millones de kilos y ahora estamos en 3 millones y medio", apunta Ana Juanena, de la Denominación de Origen 'Espárrago de Navarra'. Pimientos 'de Padrón' marroquíes, ternasco 'de Aragón' irlandés, melones 'de Villaconejos' senegaleses o miel 'de La Alcarria' china. "Hay veces que te dan gato por liebre". Así que, consumidores responsables, cuidado para no picar con la picaresca.