Karl Laguerfeld sorprende en su desfile de París con una gran puesta en escena

Chanel abre las puertas de su maison, y París se rinde a los encantos del Káiser. Karl Laguerfeld vuelve a conquistar al público con una puesta en escena impecable. Delicadeza en sus bordados, líneas interminables que estallan en esas voluminosas mangas que reinventan la mítica chaqueta que vistió con orgullo Coco. Pendientes sin pareja, ojos picassianos, peinados galácticos y complementos hasta ahora impensables, toques de uno de los genios de la alta costura en un jardín zen en el que bailan sus modelos. Es su casa de muñecas. "Es la casa con la que he soñado siempre. Chanel era la reina del beige y yo nunca he hecho una colección con esos tonos en mis 33 años", explica Karl Laguerfeld. Sin olvidarse de los nenúfares de colores que definen lo que algunos llaman la eco-costura, ni tampoco de una novia bordada en flores. Orfebrería que se desdibuja en los jardines de Chanel.