Hoy se cumple el ultimatum para que desalojen los prorrusos en Donetsk

Literalmente entre la población, que con el miedo en el cuerpo intenta seguir con sus labores habituales, el ejército ucraniano refuerza con tropas la frontera con Rusia tras la adhesión de Crimea. Para empezar, 400 soldados desplegados en la localidad de Orchanka. Están atentos a cualquier levantamiento porque, como ocurre en cualquier frontera política, la realidad que supone vivir entre dos naciones provoca en la gente una conexión especial con los vecinos. Además no son muchos comparados con las tropas rusas que están al otro lado. Pocos y con material anticuado. En todo el país de los 100.000 soldados que componen el ejército ucraniano sólo 6.000 están preparados para la batalla. De momento hay calma pero la chispa, saben en ambos lados, puede saltar en cualquier momento. En las regiones de Donetsk y Lugansk, en el sureste industrial de Ucrania los activistas prorrusos, erigidos en líderes populares, siguen sin reconocer a las nuevas autoridades ucranianas. Les ofrecen amnistía si deponen su actitud y liberan las sedes administrativas ocupadas. Sin embargo, pasan las horas y recolocan sus posiciones. Desde el gobierno el plazo de paciencia, 48 horas, acaba hoy.