Atacan con una cuchilla al embajador de EE.UU. en Seul

Todavía consternado, ensangrentado, con las heridas visibles en la cara y en una mano, el embajador de Estados Unidos en Corea del Sur, Mark Lippert, era puesto a salvo tras el ataque de un incontrolado. Todo sucedió cuando el embajador acudía a dar una conferencia en el centro de Seúl. Las consecuencias no pasaron de heridas leves pero pudo ser mucho peor. Aún así la repercusión del incidente es portada hoy de los informativos de todo el mundo. Por el atacado, el representante diplomático del todopoderoso Estados Unidos, y por el atacante, este hombre, de 55 años, apellidado Kim, y que tras ser reducido por las fuerzas de seguridad e inmovilizado era llevado a dependencias policiales mientras seguía gritando a los cuatro vientos sus intenciones: que paren las maniobras conjuntas que Washington y Seúl realizan desde esta semana en territorio surcoreano, simulacros de respuesta a un ataque norcoreano por tierra, mar y aire. Además, Kim reclamó la reunificación de las dos Coreas. Con los manteles evidenciando el incidente y la cena fría sobre la mesa, Lippert, de 42 años y en el cargo desde el año pasado, era trasladado a un hospital cercano para curar las heridas. La condena del ataque por parte de ambos gobiernos fue inmediata. Con rapidez, las primeras informaciones policiales ponían identidad al agresor. Un viejo conocido que en julio de 2010 ya fue condenado por tirar un trozo de cemento al embajador de Japón en Seúl.