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Ya nadie quiere ropa de segunda mano y el serio problema que eso supone

Un cliente en una tienda de ropa de segunda manos de Budapest, Hungría. REUTERS/Bernadett Szabo
Un cliente en una tienda de ropa de segunda manos de Budapest, Hungría. REUTERS/Bernadett Szabo

Al ritmo en que vamos… terminaremos desbordados de bienes necesarios e innecesarios. Este pudiera ser el pensamiento más común en quienes a lo largo y ancho de nuestro planeta se plantean soluciones para reciclar la ropa usada.

Durante décadas, según un reporte de Bloomberg, las donaciones de seres anónimos se convirtieron en una manera de que los consumidores de los países más desarrollados se deshicieran de las vestimentas que han ido dejando a un lado en el armario, para de paso ayudar a vestir a millones de personas en los países más desfavorecidos.

Esa fue la esencia de las organizaciones que se empeñaban en llenar contenedores de ropas donadas por organizaciones privadas para clasificarlas, reciclarlas y enviarlas a naciones o a sectores poblacionales verdaderamente necesitadas.

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Pero lamentablemente esta es una realidad que ha ido cambiando. Como apunta Bloomberg, “la ropa nueva se está volviendo tan barata como la usada, y los países pobres le están dando la espalda al comercio de segunda mano”. Lo alarmante está en que este fin de un ciclo podría suponer la irrupción de un desastre ambiental.

En la India, por ejemplo, 200 empresas dedicadas a reciclar ropa para convertirla en estambre y en mantas se concentran en la localidad de Panipat, ubicada a 55 millas al norte de Delhi. Durante veinte años, este enclave de 450,000 habitantes ha sido vital para el reciclado de prendas de lana, punto de venta crucial para el comercio de ropa usada, que está valorado en unos 4,000 millones de dólares.

Mujer en Rumania espera por clientes de ropa de segunda mano (AP Photo/Vadim Ghirda)
Mujer en Rumania espera por clientes de ropa de segunda mano (AP Photo/Vadim Ghirda)

La especialización en Panipat ha sido producir la “borra de lana” (shoddy), a partir del estambre de baja calidad reciclado de prendas de lana de uso. Con este material, se producen mantas baratas para operaciones de rescate en casos de desastre.

Hace unos siete años, los fabricantes de borra de lana de Panipat podían producir 100,000 mantas al día, lo que representaba el 90% del mercado de mantas para emergencias. Pero la irrupción de los fabricantes chinos en la región hizo cambiar las cosas, al instalar plantas mucho más modernas, capaces de producir más mantas al día y en una variedad más amplia de colores. De ahí que China se haya convertido en el fabricante preferido de mantas de emergencia a nivel mundial, relegando a puestos inferiores a la exportación tradicional de Panipat.

Para contrarrestar esto, Ramesh Woollen Mills, una de las empresas locales, se modernizó con maquinarias también chinas y logró en 2016 aumentar su producción de 7,000 kilogramos diarios a 12,000.

Crecimiento de la producción de ropa

Entre 2000 y 2015 -apunta Bloomberg-, la producción mundial de ropa se duplicó, mientras que la cantidad promedio de veces de uso de una prenda antes de su eliminación disminuyó en un 36%. En China, esta cifra cayó nada menos que a un 70%.

Y esta es nuestra cruel realidad: “la marea de ropa de segunda mano sigue creciendo incluso mientras los mercados para reutilizarla desaparecen. Desde un punto de vista ambiental, este es un gran problema”, dice la agencia.

Cuando ahora mismo la industria de la ropa llega a representar el 10% de las emisiones mundiales de carbono, resulta preocupante que con el desmoronamiento de los mercados de reciclaje la acumulación de estos bienes termine convirtiéndose en material combustible, y que sus propietarios los incluyan en sus desechos sólidos, o decidan optar por incinerarlos, provocando así mucha más contaminación.

El único alivio, según los conocedores, estaría en que el aumento de las temperaturas y la intensificación de las sequías provoque una merma de la producción de algodón que reduzca el ritmo de conexión de prendas de vestir.

En esos casos, los ejecutivos de la industria optarían por incorporar al proceso nuevas fibras hechas a partir de material reciclado; algo que ya está ocurriendo con H&M y Patagonia, y que debería convertirse en tránsito medular, de cara a un consumo más racionado y humano.

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