Anuncio
Mercados españoles cerrados
  • S&P 500

    5.048,29
    -13,53 (-0,27%)
     
  • Nasdaq

    15.848,84
    -36,18 (-0,23%)
     
  • NIKKEI 225

    38.471,20
    -761,60 (-1,94%)
     
  • Dólar/Euro

    1,0607
    -0,0019 (-0,18%)
     
  • Petróleo Brent

    89,90
    -0,20 (-0,22%)
     
  • Bitcoin EUR

    59.178,98
    -1.112,79 (-1,85%)
     
  • CMC Crypto 200

    885,54
    0,00 (0,00%)
     
  • Oro

    2.405,70
    +22,70 (+0,95%)
     
  • HANG SENG

    16.248,97
    -351,49 (-2,12%)
     
  • Petróleo WTI

    85,24
    -0,17 (-0,20%)
     
  • EUR/GBP

    0,8543
    +0,0008 (+0,10%)
     
  • Plata

    28,34
    -0,38 (-1,31%)
     
  • IBEX 35

    10.526,90
    -160,30 (-1,50%)
     
  • FTSE 100

    7.820,36
    -145,17 (-1,82%)
     

Vuelven las corridas de toros al sur de la India

ALLANGANALLUR, India (AP) — Poco antes del amanecer, todavía a oscuras, esta localidad del sur de la India desborda de entusiasmo y llega gente para el Jallikattu, la versión local de una corrida de toros.

Se trata de un ritual religioso que había sido prohibido en Tamil Nadu hace dos años, cuando la Corte Suprema de la India dijo que se trataba de una actividad cruel. Jallikattu volvió al estado de Tamil Nadu en enero, después de que miles de personas protestaron por semanas y obligaron al gobierno a aprobar una legislación que exime a las corridas de la ley sobre la crueldad animal.

Fue así que volvió la algarabía al pueblo de Alanganallur en el distrito de Madurai, una de las zonas donde la tradición está más arraigada

Los espectadores empezaron a llegar a la principal plaza de toros, con todos los elementos necesarios para un verdadero carnaval de pueblo pequeño. Puestos que venden té y café, bebidas frías y bocaditos. Hay policías con perros. Y aparecen los camiones con los toros.

ANUNCIO

Primero los toros de los templos locales son venerados y decorados con flores. Los animales avanzan entre la multitud y nadie puede tocar.

Luego empieza la corrida en serio.

Al cierre de la jornada se sueltan cientos de toros ante el delirio de la gente, que trata de aferrarse a la joroba del aterrado animal y mantenerse unos 100 o 200 metros.

Uno a uno los toros pasan de un redil a un corredor y luego a la plaza, que está colmada. El toro embiste contra el público en medio de un gran griterío y del relato que se escucha por altoparlantes.

Hay corridas ordenadas y otras más caóticas, como cuando un toro volvió al corral, sorprendiendo al personal, que tuvo que subirse a un cerco.

Algunos toros corren rápido, otros intentan embestir al personal. Aumenta la adrenalina.

Si los amansadores pueden controlar al animal en medio de su enojo y su miedo, ganan. Si el toro no puede ser amansado, el premio, que incluye desde cacerolas hasta pantallas de televisor planas e incluso automóviles pequeños, va para el propietario del animal.

Para Santosh, un muchacho de 18 años que tiene un solo nombre, el viernes fue su día de suerte. De los seis toros que su familia trajo al Jallikattu en Allanganallur, cinco no pudieron ser controlados. La familia se vuelve a su casa con cinco monedas de oro, 5.000 rupias (75 dólares) y varios artículos para la casa.

Los toros que su familia cría reciben una dieta especial y no tienen que trabajar la tierra.

Entrenadores como Santosh consideran los toros que preparan como animales especiales, parte de un ritual sagrado de la cultura tamil y de una ceremonia religiosa durante el festival de la cosecha de invierno, o "Pongal".

Defensores de los derechos de los animales pidieron a los tribunales que prohibiesen la actividad porque decían que a los toros llevados al Jallikattu se les refregaba chili en los ojos y se les quiebran las colas cuando la gente se aferra a ellas. Los lugareños sostienen que esas denuncias son exageradas y que los toros del Jallikattu tienen mejor vida que los usados en las cosechas.

Cuando un toro muy querido muere, se lo llora y se le hace un funeral. Un toro del templo es enterrado dentro del terreno del templo.

Para el amansador Arun Kumar, el regreso de la vieja tradición es algo muy emotivo.

"Atrapar un toro es uno de los grandes momentos para mí. Es motivo de orgullo para mí y para mi familia", expresó.