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Trump tiene un problema de credibilidad con la reforma tributaria

El presidente Trump en Harrisburg, Pensilvania, el 11 de octubre de 2017. (Foto AP/Alex Brandon)
El presidente Trump en Harrisburg, Pensilvania, el 11 de octubre de 2017. (Foto AP/Alex Brandon)

La Casa Blanca acaba de publicar un informe en el que afirma que reducir la tasa de impuestos sobre la renta corporativa aumentaría el salario neto familiar en 4.000 dólares anuales.

Esto no convence a los estadounidenses.

Mientras el presidente Trump y sus colegas republicanos despliegan su gran plan de reforma tributaria, las mayores controversias versan sobre quiénes serán los más favorecidos. El marco para la reforma fiscal de la administración Trump, publicado en septiembre, solicitó la simplificación del sistema tributario para las personas físicas, sacrificando el impuesto sobre el patrimonio, reduciendo la tasa de impuestos sobre las pequeñas empresas y disminuyendo el impuesto corporativo del 35 al 20%. El Centro de Política Fiscal (TPC, por sus siglas en inglés) afirmó que dicho plan favorecía fundamentalmente a los ricos. En teoría, este plan aumentará los ingresos netos del 1% de los ciudadanos al 8,5% como promedio, mientras que el 95% del resto de las personas solo disfrutará de un aumento del 1,2% del salario, en el mejor de los casos.

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La Casa Blanca echó por tierra el análisis del TPC alegando que aportaría más información, pero aún no lo ha hecho. Es posible que el plan final de Trump sea más ventajoso para la clase media de lo que sugieren los resultados del TPC. Sin embargo, cuando lleguen los detalles concretos es probable que no estén a la altura de las expectativas que los estadounidenses se han formado sobre la propuesta. Eso influirá en el entusiasmo de los miembros del Congreso a la hora de apoyar la reforma fiscal y las consecuencias políticas que estén dispuestos a pagar por ello.

En ese aspecto, los republicanos van un paso por detrás e intentan ponerse al día. Una encuesta reciente realizada por CBS News encontró que el 58% de los estadounidenses piensa que la reforma tributaria de Trump beneficia a los ricos, solo el 18% cree que resulta ventajosa para la clase media. Sin duda, es una brecha enorme. Una información más detallada sobre el plan podría reducir un poco esa brecha, aunque es difícil cambiar una opinión una vez que se ha formado. Y el propio presidente, quien suele ser el que mejor vende los cambios políticos importantes, en este caso no tiene suficiente credibilidad para convencer a los estadounidenses comunes de que su plan les beneficiará.

Los partidarios principales de Trump parecen estar dispuestos a apoyarlo sin importar lo que diga, pero solo representan una cuarta parte de todos los votantes. Los demás necesitan que les convenzan y parece que Trump no lo está logrando. En parte, el problema radica en su pobre historial cumpliendo promesas. Por ejemplo:

Las propias declaraciones de la renta de Trump. El presidente ha dicho muchas veces que piensa presentar su declaración de impuestos, como han hecho otros presidentes. Sin embargo, nunca lo ha hecho. Ahora alega que no puede divulgar su declaración de la renta porque está bajo auditoría. No obstante, Trump puede publicar sus propios ingresos en cualquier momento, los estén auditando o no.

Asistencia sanitaria. En lo que respecta a la atención médica, Trump prometió dos cosas: derogar y reemplazar la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (ACA, por sus siglas en inglés) y ofrecer un “seguro para todos”, así como reducir los precios de los medicamentos. Sin embargo, ante el fracaso del Congreso en su intento de revocar la ACA, Trump ha emitido órdenes ejecutivas que hacen que el seguro de salud sea más económico para algunos, pero más costoso para otros, y es probable que incluso deje a más personas sin cobertura general. No ha logrado ninguna de las dos cosas que prometió, pero de alguna forma se las ha ingeniado para poner en marcha una tercera acción que podría afectar a más personas de las que ayuda.

Muchas otras promesas. Trump dijo que protegería el Medicaid, pero aceptó un plan del Congreso que redujo considerablemente los fondos destinados a este programa de atención médica dirigido a los pobres. Planificó equilibrar el presupuesto federal “con relativa rapidez”, pero ahora ha propuesto recortes en los impuestos que sumarían más de 1 billón de dólares a la deuda nacional. Se comprometió a salvar la industria del carbón, algo que, según la mayoría de los analistas del sector de la energía, no podría ocurrir sin importar lo que haga Trump. Con relación a Corea del Norte, señaló recientemente la importancia de la “calma antes de la tormenta”, dejando a todos con la duda sobre lo que estaba diciendo.

¿Quién ganará?

La reforma fiscal no es un concurso de opiniones. Se necesitará un gran poder persuasivo para lograr el apoyo a las medidas, que sin lugar a dudas serán controvertidas, ya que en Washington existe un grupo de presión dispuesto a oponerse a cada cambio que se sugiera en materia de legislación tributaria. El informe de la Casa Blanca sobre la legislación tributaria corporativa proviene del Consejo de Asesores Económicos, cuyo presidente, Kevin Hassett, es un respetado economista con años de experiencia en asuntos tributarios. Este es el argumento que esgrime: reducir la tasa corporativa al 20% liberará fondos, impulsará la inversión, aumentará la demanda de trabajadores, estimulará la productividad y, por tanto, elevará los salarios.

Algunos economistas no están de acuerdo y aseguran que los datos que relacionan la reducción de los impuestos con el aumento de los salarios de la clase media son débiles, en el mejor de los casos. Sin embargo, las perspectivas de la reforma fiscal republicana no versan sobre quién tiene la razón. Hace años que no sabemos quién está en lo cierto, si es que alguna vez lo supimos. Las perspectivas de esa reforma dependen, más bien, de quiénes lo hagan mejor. Los republicanos necesitan convencer a los estadounidenses comunes, y no solo a los votantes de Trump, de que los recortes tributarios los beneficiarán. Los demócratas argumentarán que esos recortes impositivos benefician principalmente a Trump y al 1% privilegiado. ¿En quién crees? Ese será el ganador.

Rick Newman