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Trump espera escalar la guerra arancelaria con una guerra de divisas

El presidente Donald Trump ha pedido al Tesoro de los Estados Unidos y a la Reserva Federal que debiliten el dólar estadounidense, argumentando que las exportaciones del país se están viendo afectadas por los esfuerzos que están realizando otras naciones para devaluar sus propias monedas.

Pero algunos advierten que los esfuerzos del presidente podrían impactar negativamente en el crecimiento del PIB a corto plazo e iniciar una guerra de divisas que podría ser contraproducente dando pie a un dólar todavía más fuerte.

“Dado que desde el punto de vista histórico los intentos por debilitar al dólar han arrojado resultados mixtos, hay buenas razones para creer que cualquier intervención fracasará”, escribió Capital Economics en una nota del 8 de julio.

Durante las últimas semanas, Trump ha acusado a China y Europa de manipular y debilitar sus monedas facilitando la política monetaria. El 3 de julio, Trump tuiteó que los países extranjeros han estado “jugando un gran juego de manipulación de divisas y bombeando dinero en su sistema para competir con Estados Unidos”.

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Trump argumenta que un dólar más fuerte perjudica las exportaciones estadounidenses porque hace que sean más caras para los compradores en el extranjero, lo que afecta los esfuerzos de la administración para reducir el déficit comercial. El aumento de las exportaciones ha sido el epicentro del juego de Trump en los aranceles con su rival comercial de larga data, China, pero también con los vecinos cercanos México y Canadá.

¿Su propuesta? Lograr que la Reserva Federal se “sintonice” con las acciones del Banco Central Europeo y el Banco Popular de China reduciendo las tasas de interés y dándole una válvula de escape al dólar estadounidense.

Trump le ha pedido en repetidas ocasiones a la Reserva Federal que facilite la política.

La idea de manipular el dólar estadounidense no se limita a la Casa Blanca y ni siquiera al Partido Republicano. Elizabeth Warren, demócrata de Massachusetts y candidata presidencial en 2020, propuso “administrar activamente” el dólar estadounidense para impulsar las exportaciones y la manufactura nacional.

“Debemos considerar el uso de una serie de herramientas y trabajar con otros países perjudicados por la desalineación de las divisas para producir un valor monetario más conveniente para nuestros trabajadores e industrias”, escribió Warren en su plan económico.

Pero existen dos preocupaciones: las consecuencias de intervenir en la valoración de la moneda y si la Reserva Federal estaría dispuesta a ayudar.

¿Contraproducente?

Algunos temen que manipular el dólar estadounidense simplemente empuje a otros países a devaluar aún más sus monedas, lo que provocaría una guerra de divisas que podría exacerbar las disputas comerciales entre Estados Unidos y otras naciones.

“En términos generales, la tendencia de Trump a intervenir verbalmente en el mercado de valores extranjero, y su amenaza implícita de intervención, pueden poner en peligro el mercado de divisas”, escribió Marc Chandler, de Bannockburn Global Forex, el 7 de julio.

En los últimos meses, el dólar estadounidense se ha revalorizado frente a las principales monedas, como el euro, el yuan chino y la libra esterlina. El índice del dólar estadounidense ha fluctuado en los últimos seis meses, pero aumentó de los 95.90 del 8 de enero a los 97.31 del pasado lunes por la tarde.

Capital Economics escribió que el debilitamiento del dólar sería contrarrestado por otros países y podría ser “contraproducente” si las tasas de interés a largo plazo aumentan a medida que el banco central venda activos para estabilizar el dólar. A corto plazo, advierten que un dólar más débil incrementaría los precios de importación y reduciría el poder adquisitivo de los hogares y empresas estadounidenses.

“A corto plazo, veríamos cualquier acción para debilitar de manera intencionada al dólar como negativa para el crecimiento del PIB”, escribió Capital Economics.

Pero la pregunta sigue siendo si el presidente se atrevería a poner en marcha alguna acción para debilitar el dólar estadounidense. La clave es si la Reserva Federal participaría en ese juego.

¿La Reserva Federal seguirá el juego?

La Reserva Federal no ha reconocido tener interés en tirar de las cuerdas del dólar estadounidense.

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, hablando en “C. Peter McColough Series on International Economics: A Conversation with Jerome H. Powell” en el Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York, Estados Unidos, el 25 de junio de 2019. REUTERS/Brendan McDermid
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, hablando en “C. Peter McColough Series on International Economics: A Conversation with Jerome H. Powell” en el Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York, Estados Unidos, el 25 de junio de 2019. REUTERS/Brendan McDermid

Cuando le preguntaron por la propuesta de Warren en la reunión respecto al establecimiento de políticas del Banco Central del 19 de junio, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, señaló que el doble encargo del Banco Central consiste en mantener unos precios estables y un empleo máximo, no en una política de tipo de cambio.

“El Tesoro de los Estados Unidos es el responsable de la política del tipo de cambio, no es competencia de la Reserva Federal, de manera que no hacemos comentarios sobre el nivel del dólar”, zanjó Powell.

El 26 de junio, UBS escribió que en este momento Estados Unidos está haciendo malabarismos con los flujos de capital libre y la política monetaria independiente, sacrificando un tipo de cambio fijo. Pero Trump quiere los tres, un concepto que en las finanzas internacionales se conoce como la “trinidad imposible”. Tener un tipo de cambio fijo implicaría que el banco central tendría que renunciar a su independencia y basar sus decisiones de política monetaria para mantener el dólar estadounidense en los niveles deseados, algo que no está haciendo ahora mismo.

“La preferencia implícita de la administración por un dólar débil siempre ha sido problemática en el contexto de una política fiscal expansiva, un fuerte crecimiento económico y una política monetaria más estricta”, escribió UBS.

Técnicamente, Trump puede abordar el problema del dólar sin la ayuda de la Reserva Federal. Según una ley de 1934, el Tesoro de los Estados Unidos y la rama ejecutiva pueden negociar con oro y divisas extranjeras con el fin de “estabilizar” el dólar estadounidense.

Sin embargo, Capital Economics escribe que el Tesoro tiene una “correa excepcionalmente corta”, pues solo tiene alrededor de 123 mil millones en fondos en su Fondo de Estabilización de Cambios. Argumentan que esta cifra es una reserva demasiado pequeña como para tener un impacto en un mercado de divisas en el que China tiene más de 3 billones de dólares en monedas extranjeras, no solo el dólar.

“Cualquier intento por parte del Tesoro de intervenir unilateralmente estaría destinado a fracasar, a menos que pueda contar con el apoyo de la Reserva Federal”, escribió Capital Economics el 8 de julio. La Reserva Federal se ha asociado con el Tesoro con anterioridad, el caso más notable fue en 1995 cuando compró marcos y yenes.

Pero sin una señal de la Reserva Federal de que está dispuesta a asumir nuevos activos en el balance general, además de las preocupaciones sobre las inclinaciones de la Casa Blanca, no queda claro si la Reserva Federal estaría dispuesta a intentarlo de nuevo.

Quizá Trump no tenga tanta paciencia.

El 8 de julio, ING escribió que si el dólar no cae a finales de este año, esperan una mayor presión sobre el Tesoro de los Estados Unidos para que tome medidas directas.

Brian Cheung