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Subsidios de Brasil han hecho que pobreza se acerque a un mínimo

(Bloomberg) -- Brasil, que ha experimentado una de las peores consecuencias de la pandemia en el mundo, ha respondido a la crisis distribuyendo tanto dinero en efectivo directamente a los ciudadanos que la pobreza y la desigualdad se están acercando a mínimos históricos nacionales.

Alrededor de 66 millones de personas, o 30% de la población, han estado recibiendo 600 reales (US$110) al mes, lo que convierte al programa social en el más ambicioso jamás emprendido en Brasil, un cambio impactante durante la presidencia de Jair Bolsonaro, que criticó la asistencia social y desestimó la gravedad del virus, y que ahora nuevamente tiene altos índices de popularidad.

El Gobierno aún no ha publicado sus propias cifras, pero datos de la Fundación Getulio Vargas, una de las mejores universidades de Brasil, muestran que el número de personas que viven con menos de US$1,9 al día cayó a 3,3% en junio desde 8% el año pasado, y la cifra de brasileños que están por debajo de la línea de pobreza se redujo durante el mismo período a 21,7% en comparación con 25,6% de hace un año. Ambas cifras representan mínimos de 16 años.

El economista Daniel Duque, el investigador principal, dijo que la pobreza, de hecho, ha alcanzado la tasa más baja desde que comenzó la recopilación de datos hace 40 años, pero un cambio en las definiciones en 2004 hace que la comparación directa antes de esa fecha sea un poco complicada. Añadió que mediciones inéditas de julio y agosto muestran que la desigualdad calculada por el llamado coeficiente de Gini cayó por debajo de 0,5 por primera vez.

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En otras palabras, al tiempo que el covid-19 ha matado a alrededor de 122.000 brasileños, paradójicamente ha reducido la pobreza y la desigualdad, al menos en el corto plazo. También ha puesto las iniciativas de bienestar del Gobierno en el centro del debate político, como hace una década ocurrió con el programa “Bolsa Familia” que proporcionó millones de reales. El tema repercutirá en las elecciones locales de noviembre, una prueba para la presidencia en 2022.

Duque dice que es como si Brasil hubiera creado de repente un programa masivo de ingresos básicos. Él cree que no será posible terminarlo pronto: “La población seguramente demandará más tipos de programas como este, y no podemos correr el riesgo de una disminución masiva”.

De hecho, el Gobierno ha comenzado a reducirlo. El martes, Bolsonaro anunció que las subvenciones se reducirían a la mitad durante el resto del año. Y aunque prometió hacer permanente algún tipo de estipendio, no ha indicado cómo lo pagará.

Los economistas dicen que el enfoque es insostenible. Este año, Brasil se dirige a su mayor déficit primario de más de 11% del PIB, y “el desafío es cómo salir de esto”, dice Christopher Garman, director gerente para las Américas de Grupo Eurasia.

Los mercados están de acuerdo. La semana pasada, los inversionistas realizaron una venta masiva de activos brasileños después de que Bolsonaro sugiriera que podría estar dispuesto a exceder los límites de gasto fiscal establecidos en la constitución para pagar más subsidios permanentes. El real se debilitó más de 2,2% a 5,6320 por dólar, mientras que las acciones brasileñas cayeron 2,7%, la mayor baja entre los países de mercados emergentes. Ambos aún se están recuperando.

Esto se debe al precio astronómico del programa, conocido como “coronavoucher”, que ha tenido un costo de 50.000 millones de reales (US$9.300 millones) al mes hasta agosto. En cinco meses ha costado lo que Bolsa Familia (—creada por el expresidente Luiz Inacio Da Silva, o Lula— entregó en ocho años. Este año, ese plan entrega US$35 por mes a alrededor de 14 millones de familias.

El programa coronavoucher, que representa casi la mitad del paquete de recuperación de Bolsonaro, ha aumentado su popularidad, especialmente entre los pobres.

José Carlos Alves, de 56 años, que vende souvenirs en las afueras de la capital de Brasil, Brasilia, dice que los US$110 mensuales han cambiado sus ideas políticas a medida que enfrenta más meses sin turistas ni ventas. Una vez leal al Partido de los Trabajadores de Lula, que gobernó por mucho tiempo, dice que la ayuda “demuestra que Bolsonaro se preocupa y ahora tiene mi voto en 2022”.

Mónica de Bolle, investigadora senior de Peterson Institute for International Economics, que asesoró a los legisladores sobre la legislación para la ayuda de emergencia, dijo que este es un fenómeno más amplio: “Bolsonaro se ha dado cuenta de lo obvio: Brasil es un país pobre con mucha gente pobre y si les das transferencias de efectivo obtendrás sus votos”.

Antes de la pandemia, Brasil tuvo dos años de recesión seguidos de una recuperación muy lenta, lo que aumentó la pobreza. Más de un tercio del país recibe algún tipo de beneficio social.

Bolsonaro, de 65 años, que se autodenomina de derecha y que acusó a Gobiernos anteriores de dirigir una “dictadura del proletariado”, vio que su índice de aprobación aumentó a 37% en una encuesta reciente de Datafolha, desde 32% en junio. Entre las personas de menores ingresos de Brasil, subió de 22% a 35%.

El estímulo gubernamental, que representa alrededor de 7% del PIB, es ampliamente reconocido por salvar a Brasil de un resultado más sombrío, aunque se espera que la economía se contraiga más de 5% este año, menos desastroso que México y Argentina, que podrían contraerse 10% cada uno.

El programa coronavoucher en Brasil ha planteado preguntas sobre la mejor manera de lidiar con la abrumadora vulnerabilidad económica, si Bolsonaro está explotando los estipendios en efectivo para permanecer en el cargo y si oponerse a los subsidios para derrotarlo es aceptable.

Nota Original:Brazil Hands Out So Much Covid Cash That Poverty Nears a New Low

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©2020 Bloomberg L.P.