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La silver economy, ¿palanca para la reactivación económica?

Ante las transformaciones que ha traído consigo la COVID-19, ver las deficiencias que la atención y los servicios a las personas mayores arrastran en España ha sido una de las más importantes.

La esperanza de vida al nacer aumentó de manera rápida y continuada durante el siglo XX en España. Mientras que en 1900 se situaba en solo 33,8 años para los hombres y 35,7 para las mujeres, en 1999 había subido hasta los 75,4 y los 82,3 años, respectivamente. Por lo tanto, se duplicó con creces, según las Tablas de mortalidad del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Este incremento ha continuado en lo que llevamos de siglo XXI hasta superar los 80 años para ambos sexos. El resultado es que la población mayor –entendida como tal la de más de 65 años– no deja de crecer, y eso implica que, a más edad, más necesidad de atención y servicios.

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Los servicios que demandarán las personas mayores en todos los aspectos de sus vidas pueden ser un importante generador de riqueza y puestos de trabajo para España. Foto: Getty Images.
Los servicios que demandarán las personas mayores en todos los aspectos de sus vidas pueden ser un importante generador de riqueza y puestos de trabajo para España. Foto: Getty Images.

Los estudios de las Naciones Unidas prevén que España será el país con más adultos mayores del mundo en 2040, con el 40% de su población mayor de 60 años. En dos décadas habremos superado en longevidad a los otros países en alza (Japón, Suiza y Singapur) -señalan en el Centro Internacional sobre el Envejecimiento -y este colectivo superará el 25%, es decir, más de 12 millones de personas tendrán más de 65 años, frente a los 8,9 millones actuales. Las personas mayores generarán una inmensa actividad para cubrir todas sus necesidades. Serán más numerosos, más mayores y más dependientes.

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Se nos presenta un reto social que, al mismo tiempo, puede incentivar la actividad económica. Hay que ponerse las pilas para satisfacer la creciente demanda de servicios que generarán las personas mayores en todos los aspectos de sus vidas. Es aquí donde se puede observar muchas oportunidades de negocio y empleo. En sus hábitos de consumo, formas de ocio y atención asistencial y cuidado.

Ya existen varias empresas que han tomado cartas en este sector de la economía ‘senior’, que ha despertado el apetito inversor de grandes fondos y compañías extranjeras y nacionales, al tratarse de inversiones estables, seguras y a futuro.

El sector de servicios a mayores (la llamada ‘silver economy’) se perfila como un negocio rentable y de futuro. Basta ver las tarifas de las residencias y las dificultades para encontrar plaza en las más asequibles para entender por qué grandes inversores y fondos están entrando en el sector. En 2018, solo el sector de residencias para la tercera edad movió 4.500 millones de euros (un 3,4% más que el año anterior), según un informe del Observatorio Sectorial de DBK, con previsión de alcanzar los 4.850 millones este año.

En este contexto se habla de nuevos modelos de servicios asistenciales, como los centros de día, la ayuda a domicilio, la fisioterapia, la rehabilitación y la teleasistencia. Estos servicios poseen una función preventiva y retrasan la llegada de situaciones de mayor dependencia. Representan otra oportunidad de negocio que se empieza a ofertar por nuevas plataformas digitales que centran sus esfuerzos en una atención más personalizada.

En esta línea aparecen también nuevas alternativas para seniors como el ‘cohousing’ y los pisos tutelados, algo que nuestros vecinos más al norte utilizan desde hace años. Esto nace de analizar las necesidades futuras de las generaciones del baby boom, que tendrán mayor poder adquisitivo, demandarán modelos de atención más novedosos, centrados en el hogar, y un cuidado más personalizado.

El «cohousing» representa un modelo por el que se quiere apostar... y apenas hay oferta. Se trata de tener espacios privados (tu propia casa, tu garaje…) y espacios comunes donde puedes interactuar con tus vecinos. Este tipo de viviendas están adaptadas y preparadas para el proceso de envejecimiento, así como para colectivos con necesidades específicas, tales como alzhéimer, demencias o movilidad reducida.

Es evidente que el cuidado de personas mayores representa un nicho de mercado importante, pero actualmente sigue habiendo un gran déficit en este sector y no está del todo integrado todavía. Cuando la COVID-19 pase a un segundo plano, como todos esperamos, es de prever que estas tendencias se vean aún más claras y más empresas descubran el potencial de la ‘silver economy’.

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