Así debes colocar la compra para prevenir enfermedades transmitidas por alimentos
En verano, los alimentos se deterioran más rápido y están sometidos a posibles alteraciones y proliferaciones de microorganismos, que hacen que las intoxicaciones sean más frecuentes que en otra época del año. Sigue estos consejos para llevar a cabo una buena conservación
El riesgo de toxiinfecciones alimentarias por los microorganismos que habitan en algunos alimentos aumenta por las altas temperaturas en esta época. En numerosas ocasiones, la comida no se conserva en las condiciones adecuadas, y esto, puede comprometer la conservación óptima de los alimentos.
Las intoxicación alimentaria más común es la que se produce por Salmonella enteritidis, siendo los huevos y derivados, la carne de pollo, pavo, vaca y cerdo, la leche y los helados, los alimentos más implicados. Le siguen los norovirus, que provocan gastroenteritis y se encuentra en el agua, el hielo, los crustáceos, mariscos y moluscos y en las comidas buffet. El Escherichia Coli, otro de los gérmenes frecuentes en la etiología de las toxiinfecciones alimentarias, habitualmente se transmite a través del consumo de carne triturada y poco cocinada (hamburguesas), leche, yogur, mayonesa, vegetales crudos y agua.
Si sospechas que puedes sufrir una intoxicación debes tomar medidas: acudir al médico de Atención Primaria para realizar una evaluación clínica general, tomar líquidos para rehidratarte y modificar la dieta guardando, en las primeras horas, cierto reposo digestivo.
Por otro lado, las temperaturas, junto al descuido en el almacenamiento y preparación de los alimentos son, entre otros factores, las principales causas de que aparezcan las temidas toxinas alimentarias que no se ven, no huelen y no saben pero están ahí.
Por eso, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) recomienda seguir unas pautas de seguridad alimentaria para prevenir enfermedades. Lo primero, cuando lleguemos a casa con la compra, conviene clasificar los alimentos en alimentos que no necesitan frío, alimentos refrigerados y alimentos congelados.
La etiqueta de los productos alimenticios nos puede ayudar, ya que en muchos casos nos informará del modo de conservación más adecuado. No tires los envases de los productos sin asegurarte de que conoces bien el modo de conservación y de empleo.
Si tardas en meterlos en la nevera...
Los alimentos que necesiten frío para su conservación deben ser guardados con rapidez para mantener la cadena de frío. Esto es importante no sólo para preservar la calidad, propiedades nutritivas y organolépticas de los productos alimenticios, sino también para mantener al alimento en condiciones adecuadas de seguridad.
Los alimentos se alteran principalmente por la acción de las bacterias, que son muy activas a temperatura ambiente. Entre los 5ºC y los 65ºC, la mayoría de microorganismos potencialmente patógenos crecen rápidamente y se multiplican en muy poco tiempo. El frío no destruye los microorganismos, pero sí hace más lento o detiene su desarrollo.
Aunque estos microorganismos pueden ser destruidos parcial o totalmente con una buena cocción, hasta que llegue el momento de cocinar, debemos intentar reducir este peligro manteniendo una temperatura de conservación apropiada. Por esta razón, los alimentos deben estar el menor tiempo posible a temperatura ambiente, sobre todo en verano, ya que se puede producir un rápido crecimiento de microorganismos en el alimento.
Hay ciertos alimentos con mayor tendencia al crecimiento de microorganismos, por lo que habrá que tener más cuidado a la hora de manipularlos y conservarlos: carne de ave, carnes picadas, pescados, alimentos que contengan huevo crudo como salsas y mayonesas, leche y productos lácteos sin pasteurizar o alimentos que no vayan a sufrir tratamiento posterior (frutas y verduras cortadas, alimentos cocinados….)
Recuerda que no debemos almacenar productos o limpiadores químicos junto con alimentos y que tampoco se debe utilizar para almacenar alimentos, recipientes que hayan contenido productos no alimenticios o sustancias químicas.
A la hora de meterlos en la nevera, según apuntan expertos en el buen uso de los frigoríficos de Beko es importante:
No colocar alimentos frente a sensores, canales de aire ni ventiladores dentro del frigorífico. Intenta ordenar de una manera adecuada los productos, de forma que no obstruyan el paso del aire para evitar problemas de enfriamiento.
No llenarla demasiado. Sobrecargar la nevera puede causar problemas de temperatura, así como de circulación del aire, enfriamiento o incluso en el cierre de puertas. Si vamos a realizar una compra que requiere conservar alimentos en frío, lo ideal es hacer una planificación y determinar el espacio que ocuparán. De esta manera, consumimos solo lo que realmente necesitamos y evitamos que los productos se deterioren.
Los alimentos, mejor en recipientes. Además de evitar olores, los recipientes ayudarán a preservar el alimento en su mejor estado y por más tiempo. En el caso de las frutas y verduras, tienen que respirar. Por ello, los cajones verduleros van muy bien.
No mezclar alimentos. Deja que la comida caliente se enfríe a temperatura ambiente primero y si es posible, cambia la comida caliente a recipientes pequeños. Esto ayudará a que el enfriamiento dentro del frigorífico siempre sea más eficiente.
Comprobar la caducidad. Los alimentos que se encuentran en descomposición provocan malos olores y afectan al resto. Así que verifícalo y coloca a la vista los productos más perecederos.
Y por supuesto, debes seguir un orden:
En el estante superior: alimentos cocinados (sobras de comida envasadas, recipiente con conservas no utilizadas en su totalidad, etc)
En en el centro: Huevos, productos lácteos y embutidos.
Abajo: alimentos crudos: carne, ave y pescado siempre envasados y separados adecuadamente, y productos en descongelación, así evitaremos goteos y derrames.
En la puerta: bebidas o alimentos con un consumo frecuente, como leche, refrescos o zumos.
En el verdulero: Frutas y verduras.
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