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Se está gestando una guerra entre Trump y el empresariado estadounidense

Puede que no les guste su estilo combativo, pero los líderes empresariales han aplaudido gran parte de la agenda económica del presidente Trump. Trump recortó sus impuestos a partir de 2018 y sus ganancias se dispararon. Y está eliminando las regulaciones, lo cual hace que las empresas operen con mayor facilidad.

Pero la luna de miel está llegando a su fin a medida que Trump, obsesionado con los aranceles, hace que se interrumpa la cadena de suministros en todo el mundo y amenaza abiertamente a las empresas estadounidenses. Las empresas están respondiendo a la escalada de aranceles impuestos por Trump sobre las importaciones procedentes de China, México y otros países mediante la reducción de las inversiones. Eso debilitará la economía en medio del camino de Trump a la reelección en 2020, como señal de preocupación por el daño económico que puede estar causando Trump, pudiendo llegar incluso a una recesión. El índice bursátil S&P 500 ha bajado un 7% desde finales de abril, principalmente debido a la preocupación por las operaciones comerciales.

La Cámara de Comercio de Estados Unidos, el principal grupo de presión de las empresas estadounidenses, dice que podría emprender acciones legales para evitar que Trump imponga aranceles de hasta el 25% sobre las importaciones procedentes de México. Trump anunció esos aranceles el 31 de mayo para presionar a México con el fin de que impida la entrada masiva de inmigrantes a Estados Unidos. Es probable que una demanda no lo detenga, pero combatir al poderoso grupo de presión ‒que elogió las reformas hechas por Trump en las regulaciones y calificó su bajada de impuestos de “momento histórico”‒ supone un giro oscuro en la relación de Trump con el empresariado estadounidense. La última acción de este tipo por parte de la cámara fue una demanda interpuesta contra el gobierno de Obama en la que se oponía a una retribución más generosa de las horas extra, la cual ganó.

Empresas perjudicadas

Si Trump llega hasta el final con sus aranceles a México, podría sumar un impuesto de 87.000 millones de dólares por las importaciones procedentes de México, pagado por estadounidenses, no por mexicanos. Las empresas estadounidenses más dañadas serían General Motors, Delphi, Constellation Brands, Cummins, Black & Decker y Fiat-Chrysler (en parte estadounidense), según Panjiva Research. Los aranceles empezarían en un 5% y aumentarían de forma gradual durante cuatro meses hasta llegar al 25%. Es posible, por supuesto, que Trump solo esté de farol.

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Pero los aranceles impuestos a las importaciones procedentes de China y otros países, que hasta ahora están llevándose unos 106.000 millones de dólares al año, lo que cuesta 813 dólares al año al hogar tipo estadounidense, según la Reserva Federal de Nueva York. El Bank of America recortó recientemente su previsión de ganancias para las grandes empresas debido a los aranceles de Trump y advirtió que los precios de las acciones aún no están reflejando los posibles daños, a pesar de la reciente caída.

El presidente Donald Trump y la primera dama Melania Trump llegan al aeropuerto Stansted en Inglaterra, el lunes 3 de junio de 2019, dando comienzo a la visita de estado de tres días en Gran Bretaña (AP Photo/Kirsty Wigglesworth).
El presidente Donald Trump y la primera dama Melania Trump llegan al aeropuerto Stansted en Inglaterra, el lunes 3 de junio de 2019, dando comienzo a la visita de estado de tres días en Gran Bretaña (AP Photo/Kirsty Wigglesworth).

Según Capital Economics, algunas empresas que importan productos desde China están pasando a importar desde otros países no sujetos a los nuevos aranceles de Trump, como Vietnam, Taiwán y Corea del Sur, pero eso aún conlleva costos de relocalización y nuevas fuentes de producción que podrían no ser tan baratas como las de China.

Algunos importadores estadounidenses, como el fabricante de cámaras GoPro, han trasladado su producción de China a México y ahora se enfrenta a un golpe combinado tras el anuncio sorpresa de los aranceles mexicanos. Otras firmas estadounidenses parecen ser el blanco de las represalias chinas. El gobierno chino, por ejemplo, está investigando a FedEx por equivocarse con la entrega de dos paquetes destinados a las oficinas del gigante tecnológico Huawei en China. Sí, el mismo Huawei al que Trump quiere cortar el suministro con proveedores estadounidenses como parte de su cruzada comercial. También podemos jugar a ese juego, parece estar diciendo China.

Los recortes de impuestos que las empresas saludaron el año pasado contribuyeron a un modesto aumento en la inversión empresarial en 2018, pero se ha ido desinflando y la actividad productiva ha caído a su nivel más bajo desde finales de 2016. Esto implica un débil crecimiento económico de solo un 1,5%, según Capital Economics. Morgan Stanley advirtió recientemente que si Trump impone más aranceles a las importaciones chinas, tal y como ha amenazado, el resultado podría ser una recesión a principios del año próximo.

Hostilidad personal, ajuste de cuentas

En medio de todo esto, Trump está renovando sus ataques a algunos objetivos conocidos y lanzando otros nuevos. Recientemente incitó a boicotear a AT&T, dueña de CNN, uno de los canales de noticias a los que Trump critica constantemente por sus informaciones críticas con él. El Departamento de Justicia de Trump intentó bloquear la reciente fusión de AT&T-Time Warner usando razonamientos inusuales; con toda probabilidad debido a la hostilidad personal de Trump hacia la CNN, lo cual sería un flagrante abuso de poder. El gobierno perdió y la fusión siguió adelante.

De acuerdo a las informaciones, el gobierno de Trump está considerando la posibilidad de iniciar procedimientos antimonopólicos contra Google, Amazon, Facebook y Apple. Existen razones legítimas para evaluar el alcance y el poder de los gigantes tecnológicos, para averiguar si están aplastando a la competencia, pero Trump ha atacado a Amazon y a Google por razones personales, lo que siembra dudas en relación a los intereses reales del gobierno. A Trump no le gusta el director ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos, dueño del Washington Post, que al igual que la CNN, critica a Trump de forma constante. Y Trump se queja, sin pruebas, de que Google favorece a los grupos liberales y atormenta a los conservadores. Así que las medidas antimonopólicas podrían no ser otra cosa que un ajuste de cuentas de Trump.

Trump fue elegido diciendo que dirigiría el país como si de una empresa eficiente se tratara y que estimularía el crecimiento. Aún es posible que consiga algunas victorias en sus disputas comerciales, así como otros resultados políticos, y que sea capaz de lograr un éxito económico tangible en la recta final de la carrera a las elecciones de 2020.

Pero Trump está convirtiendo a aliados en enemigos dentro del sector empresarial, tal y como lo ha hecho con sus aliados diplomáticos en Europa, Norteamérica y otros lugares. Las empresas con las que está pelando y a las que obliga a encontrar soluciones globales son piezas clave de la economía que quiere estimular. Puede que Trump no sepa quiénes son sus amigos.

Rick Newman