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A Ryanair le da igual maltratar a sus clientes porque sabe que volarán con ellos igualmente

Da igual la mala imagen de la compañía y las continuas quejas por el servicio, los pasajeros siguen llenando los aviones de Ryanair. (Foto: Getty Images)
Da igual la mala imagen de la compañía y las continuas quejas por el servicio, los pasajeros siguen llenando los aviones de Ryanair. (Foto: Getty Images) (_jure via Getty Images)

Cada vez que se publica una lista con las aerolíneas peor valoradas o las que más quejas de clientes acumulan, ahí está Ryanair. El nombre de la compañía irlandesa fundada por el polémico Michael O’Leary es recurrente en este tipo de informes, pero a sus responsables no parece importarles. Una señal inequívoca de esto es que no han hecho nada para mejorar su mala imagen. Al contrario, parece que su estrategia de comunicación –es lo que se aprecia en sus redes sociales– apuesta por alimentar el mal concepto que los clientes tienen de ella. Siempre en el candelero, su última polémica tiene que ver con las condiciones laborarles de sus trabajadores y unas huelgas para reclamar derechos que han complicado las vacaciones de miles de pasajeros sin que Ryanair haga nada para remediarlo.

Esa es, precisamente, una de las principales quejas por parte de los sindicatos, que denuncian la falta de interés por parte de la compañía en llegar a un acuerdo. A finales de esta misma semana anunciaban su decisión de convocar más paros semanales, que se unen a los realizados a lo largo de julio, desde agosto hasta enero. Según informa Onda Cero, citando al sindicato USO, el periodo abarcará desde el 8 de agosto al 7 de enero (final de las fiestas navideñas) y se realizarán de lunes a jueves por parte de los tripulantes de cabina.

Las huelgas de julio han provocado la cancelación de decenas de vuelos en España y retrasos en otros tantos, pero eso no ha hecho avanzar las negociaciones. Lidia Arasanz, secretaria general de USO en Ryanair, explicaba a la citada emisora que se han visto “obligados” a recurrir a esta medida de presión ante la “impasibilidad” de la empresa, a la que acusa directamente de preferir fallar a los clientes a “sentarse a negociar un convenio bajo la legislación española”.

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Lo que piden los tripulantes de cabina no es nada descabellado. Sobre la mesa está, como recuerda Antena 3, un convenio colectivo con mejores condiciones. Un diálogo que se inició a comienzos de 2019, pero que se vio frenado por la pandemia, que, ante la falta de esas condiciones, facilitó el despido de empleados durante la misma. En mayo hubo un acuerdo con CCOO, pero este no contó con el apoyo ni de USO ni de SITCPLA por no cumplir con lo prometido por Ryanair antes del parón pandémico.

Ryanair logos are seen on planes at the Barajas Airport in Madrid on July 1, 2022. (Photo by Jakub Porzycki/NurPhoto via Getty Images)
Aviones de Ryanair en el aeropuerto de Barajas, en Madrid. Foto: Jakub Porzycki/NurPhoto via Getty Images. (NurPhoto via Getty Images)

Pero, ¿qué piden los tripulantes? La respuesta a esto es “condiciones laborales dignas y bajo la legislación española”. Eso implica, señalan en Antena 3, 22 días laborables de vacaciones al año, 14 festivos, derechos de guarda legal, reducción de jornada, recuperar los salarios previos a pandemia, acabar con la cesión ilegal y que se respete el derecho a huelga.

De momento, no se ha avanzado y de ahí la convocatoria de nuevos paros de aquí a enero. Paros que repercutirán en los viajeros y que desencadenarán más retrasos y cancelaciones de vuelos aumentando, aún más si cabe, la mala imagen de Ryanair, a quien no le importa ser de las peor valoradas o que se les acumulen las quejas y reclamaciones porque, al final, sus billetes se siguen vendiendo y las cuentas le salen.

Es más, la mala imagen y el maltrato al clientes son parte de su identidad y hacen gala de ello. No hay más que echar un ojo a los tuits y respuestas que los responsables de sus perfiles dan en Twitter para comprobarlo. Reírse del cliente y faltarse al respeto es marca de la casa. Si un viajero sube una foto para quejarse de que no le caben las piernas por el reducido especio entre filas, la respuesta es una burla respondiendo con un “venga, a doblar las rodillas” acompañado de un icono de aplausos. Una de las mofas más recurrentes es la que tiene que ver con el equipaje y el hecho de que se cobre por la maleta de cabina. A veces son repuestas a quejas, otras, ataques gratuitos, como publicar un tuit con el texto “la gente a los 10 segundos de haber aterrizado” junto a una foto de alguien de pie sacando una maleta del compartimento superior.

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Y si no hacen nada para mejorar su imagen y tratar mejor al cliente es porque estos siguen volando con ellos. Habrá quien no repita la experiencia, pero a muchos viajeros les compensa el ‘mal trago’ de volar con Ryanair por el hecho de que sus precios siguen siendo más bajos. Eso se debe, como explicaba con motivo del vigésimo aniversario de la llegada de la compañía a España El Español, a su política de bajo coste.

Aviones llenos, billetes baratos y subvenciones públicas

Su modelo de negocio se basa en aviones llenos, billetes baratos, cobrar por casi todo y volar desde aeropuertos secundarios. Esto último supone que reciban, como señala el citado medio, subvenciones y que los costes sean menores que en grandes aeropuertos como Barajas o El Prat. Sobre las subvenciones, antes de la pandemia desde El Heraldo de Aragón informaban de la inyección del Gobierno de Aragón de 2,4 millones de euros en vuelos del aeropuerto de Zaragoza tras negociar con Ryanair y Binter la apertura de nuevas rutas.

El dominio de la compañía irlandesa en algunos aeropuertos españoles es evidente. Según datos recogidos por El Español, se nota especialmente en Vitoria (la cuota es del 91,3%), Girona (72,8%), Valladolid (59,5%), Santander (57,4%) y Murcia (57%). Eso genera cierta dependencia por parte de los viajeros de ciudades menos pobladas, que no tienen otra opción para volar con Ryanair pese a todo. Es decir, algunos deciden volar con ellos porque consideran que compensa por el precio y a otros prácticamente no les queda más remedio.

Todo eso hace que al final la crisis de imagen en la que la aerolínea irlandesa vive inmersa desde casi siempre no le afecte. Lo que para cualquier otra compañía habría supuesto su fin o una caída en sus beneficios considerable, a ella no le importa. Así lo muestran las cifras. Esta misma semana, Cinco Días se hacía eco de las cuentas de Ryanair entre abril y junio. La conclusión era la de recuperación con una facturación disparada en un 602% comparada con el mismo periodo de 2021 (aún con restricciones por la pandemia) y con unas ganancias de 170 millones de euros frente a las pérdidas de 273 millones de euros del mismo trimestre del año anterior. Eso sí, se ha quedado lejos de los 243 millones de 2020.

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