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Santiago de Chile, 27 ene (EFE).- Ganar tres tĂtulos en el año es una hazaña para cualquier club del mundo; si ademĂĄs, uno es el ascenso a primera divisiĂłn tras 35 años de ostracismo y los otros dos te hacen millonario con una filosofĂa de club y un estilo de juego diferente, basados en el concepto del fĂștbol moderno de Ă©lite, la proeza es colosal. En resumen, esa es la historia en los Ășltimos cuatro años del Club Deportivo Magallanes, primer campeĂłn y equipo fundador, en 1933, de la actual liga de fĂștbol chileno, y que en 1986 viviĂł su Ășltimo partido en la mĂĄxima categorĂa. Fue en el histĂłrico estadio de Santa Laura ante el tambiĂ©n histĂłrico Audax Italiano. "La Academia" sumĂł el fin de semana pasado su primer tĂtulo de Supercopa de Chile, frente al actual campeĂłn de liga y equipo mĂĄs potente del paĂs, el Colo Colo, al que derrotĂł en la tanda de penales tras empatar a uno en el tiempo reglamentario. La guinda a una temporada en la que se adjudicĂł, con mĂĄs apuros de lo esperado, el campeonato de segunda divisiĂłn, y la copa de Chile, igualmente en los penales, al derrotar a UniĂłn Española, otra escuadra de categorĂa y presupuesto superior. Un rosario de triunfos deportivos acompañada de una lluvia de millones: el ascenso a la mĂĄxima categorĂa multiplicarĂĄ casi por dos los derechos de televisiĂłn, que pasarĂĄn de 2,4 millones de dĂłlares a 6,1 millones por temporada; casi el triple. Mientras que la copa, ademĂĄs de darle acceso a la ronda preliminar de la Libertadores, le supuso unos ingresos fijos de 400.000 euros, por el tĂtulo en sĂ mismo y medio millĂłn de dĂłlares mĂnimo en variables, dependiendo de cuĂĄn largo sea su itinerario en el citado torneo internacional. A eso se suma una cantidad todavĂa por dilucidar que le entregara la AsociaciĂłn Nacional de FĂștbol Profesional de Chile (ANFP) por la Supercopa. FILOSOFĂA DE CLUB El cerebro detrĂĄs de este Ă©xito es Cristian Ogalde, representante de jugadores y hombre fĂștbol que ha tutelado la carrera de estrellas como Claudio Bravo, exguardameta del FC Barcelona y actual arquero del Real Betis y la selecciĂłn chilena. Y el mantra de este visionario, que comenzĂł en las categorĂas inferiores de la Universidad CatĂłlica de Chile y aprendiĂł al aterrizar en la MasĂa, la ciudad deportiva del conjunto catalĂĄn: "somos un club, no un plantel". Una filosofĂa que ya forma parte del ADN de los grandes clubes europeos y brasileños, pero que en Chile, una de las ligas mĂĄs flojas de latinoamĂ©rica, no se estila. Mientras que en el fĂștbol moderno de Ă©lite la cantera es una inversiĂłn, en Chile las directivas de los equipos, grandes y pequeños, la observan "como un gasto" pesado en el marco de un negocio que se basa en la compraventa de jugadores, con sustanciosas ganancias para los representantes, verdaderos motores del fĂștbol chileno. Y en los derechos de televisiĂłn, sin ni siquiera pensar en la aficiĂłn y la explotaciĂłn de las camisetas y los estadios, como se hace en otros paĂses. "Nosotros lo que tenĂamos claro y particularmente yo lo que tenĂa muy claro era que no querĂa tranzar una filosofĂa de club en base a los resultados, sino que Ăbamos a confiar en lo que querĂamos hacer como club y luego cĂłmo queremos jugar y con quiĂ©n", explica a EFE Ogalde en el precario estadio del barrio capitalino de San Bernardo. "Es una forma de trabajar muy cercana, como se trabaja en Europa, donde se trabaja no un equipo, sino el concepto de club, mĂĄs de forma mĂĄs global y mĂĄs a medio y largo plazo", agrega el directivo, que lleva mĂĄs de tres dĂ©cadas ligado al fĂștbol. FĂTBOL DE TOQUE En su camino al Ă©xito como gestor, Ogalde primero tuvo que convencer a un grupo de inversores para comprar, por unos 4,2 millones de euros, el "manojito de claveles", un club histĂłrico, muy querido en todo el paĂs, transversal entre aficiones, del que emergiĂł como escisiĂłn dĂ©cadas atrĂĄs el flamante Colo Colo, Ășnico club chileno con una Copa Libertadores. Y despuĂ©s de que confiaran en una idea desconocida en Chile: apostar por una mezcla entre jugadores de la casa, antiguas figuras en el ocaso de su carrera y un entrenador, NicolĂĄs Nuñez, sin apenas experiencia pero hombre de club. CambiĂł el pasto por los banquillos en 2019, año de su retirada. "Ha sido un trabajo mancomunado con NicolĂĄs, a quien conozco desde hace mĂĄs de 20 años. SabĂamos perfectamente cĂłmo pensĂĄbamos respecto a la filosofĂa de juego que querĂamos imponer y por eso elegimos. Tomamos mejores decisiones con respecto a la selecciĂłn de jugadores. A mĂ me tocĂł tomar la decisiĂłn de elegir al entrenador que era Ă©l y de respaldarlo bajo cualquier circunstancia", afirma. Para NĂșñez, enamorado del fĂștbol de toque que caracteriza a equipos como el FC Barcelona o el Manchester City, la oportunidad fue mĂĄs que un regalo: "Si habĂa algo que yo tenĂa claro es que querĂa jugar de una forma. Es donde los tĂ©cnicos quizĂĄ podemos exigir o donde nos sentimos que podemos tener el poder en una idea futbolĂstica y transmitirlo. DespuĂ©s, de la conexiĂłn que han tenido ellos dentro del campo y fuera surgen cosas como las que han pasado este año", explica. "Se han conectado muchas cosas. Es muy difĂcil en el fĂștbol de hoy que se respeten decisiones tĂ©cnicas, que la dirigencia las comparta", resalta NĂșñez que al igual que Ogalde admite que los resultados han llegado antes de lo esperado. "Creo que hemos encontrado los resultados antes de lo presupuestado. En dos años hemos visto reflejado sobre todo del crecimiento de jugadores jĂłvenes de una forma clara, instalada para competir y acompañado de resultados, que tambiĂ©n es una parte importantĂsima a la hora de sostener proyectos", recalca. JUVENTUD Y EXPERIENCIA Dos exponentes encarnan esta filosofĂa: Manuel Vicuña, extremo de la casa autor de una jugada de ensueño en la Supercopa y TomĂĄs Aranguiz, joven motor del equipo y frio ejecutor del penalti que le dio el Ășltimo tĂtulo a la Academia. A su lado, NĂșñez ha logrado armar un grupo de veteranos como el "mago JimĂ©nez", que jugĂł en MilĂĄn, o el capitĂĄn Cesar CortĂ©s, que con 38 años parece rejuvenecido, y que aportaron la madurez necesaria en los momentos de duda. "EstĂĄ claro que eso es sĂșper lindo tambiĂ©n, porque este club siempre se ha dicho que es una familia. Y es una familia no solo por los jugadores o por cĂłmo es el camarĂn, sino tambiĂ©n con la hinchada. De todo el tiempo que llevo acĂĄ siempre he visto a los mismos aficionados y eso tambiĂ©n es lindo porque despuĂ©s de cada partido uno puede compartir una palabra con ellos o ellos mismos con el presidente, con el entrenador", explica Vicuña. Creo que han sido seis años de aprendizaje, que me han enseñado mucho como persona y como jugador. Y a lo largo de los años hay que ir sacando cada cosa buena. Y obviamente, despuĂ©s de seis año lograr un ascenso a Primera DivisiĂłn. Es satisfactorio de terminar de la mejor manera", comenta por su parte Aranguiz. FUTURO En este tiempo, en el que Magallanes incluso coqueteĂł con un segundo descenso a tercera divisiĂłn, se conjugaron tambiĂ©n malas rachas y crĂticas, como las que recibiĂł Ogalde por su condiciĂłn de directivo y representante, aunque asegura que esta la ha dejado de lado mĂĄs allĂĄ de rendir los compromisos contraĂdos a priori. Si bien la lluvia de millones ganada supone un alivio a las arcas y un acicate, los desafĂos futuros son grandes: la primera, construir un estadio y una ciudad deportiva propia, para lo que ya se ha comprado un terreno a las afueras de Santiago. DespuĂ©s afrontar una temporada distinta, con liga en primera y competiciones internacionales, con casi la misma plantilla, y sin estadio propio. Un reto que no asusta a una directiva que agarrĂł el club hace cuatro años con las cuentas en rojo, sin esponsor ni desarrollo comercial, y que lo primero que tuvo que hacer fue construir una cantera que carecĂa de identidad, pero tambiĂ©n mĂ©dicos, nutricionistas, fisioterapeutas, e incluso balones y ropa. Hasta allĂ llegaron las señas de identidad de Magallanes, un veterano que se ha convertido en el "rara avis" del fĂștbol chileno en todos los aspectos: su elĂĄstica blanquiazul se confecciona con residuos plĂĄsticos recuperados del mar. Javier MartĂn (c) Agencia EFE