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La caída del gigante de las galletas de Mercadona

La ruina detrás de las galletas de Mercadona. (Fuentes: Isabel Infantes/Europa Press vía Getty Images y Roditas de Hacendado)
La ruina detrás de las galletas de Mercadona. (Fuentes: Isabel Infantes/Europa Press vía Getty Images y Roditas de Hacendado)

Es sobradamente sabido que la relación entre Mercadona y sus proveedores es especial. La exclusividad que les exige tiene letra pequeña para cumplir en diferentes aspectos que les pueden ir mermando con el paso del tiempo. La última en caer en el pozo ha sido Cerealto Siro, que ni refinanciando su deuda ha podido cumplir con sus obligaciones financieras.

La historia de vinculación plena de Siro con Mercadona se remonta a 1998, firmando un acuerdo prioritario que le convirtió en intraproveedor justo siete años después de adquirir la marca de Danone. Hasta que no firmó con la empresa de Juan Roig no pasó al primer plano de la industria de las galletas, incluso llegó a tener un ebitda (beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones) cercano a los 100 millones.

Proveía a Mercadona pan de molde, pastas, bollería diversa, galletas y cereales, pero la exclusividad le ha acabado ahogando. Según contó en su día 'Merca2.es', en Siro eran plenamente conscientes de que su accionariado no era el auténtico propietario de la empresa, tan sólo los gestores, siendo Mercadona la que decide sobre todos los extremos de la compañía. Revisar acuerdos y buscar un divorcio son tareas casi imposible sin salir mal parado de las mismas.

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En este caso, Siro busco la especialización en galletas y cereales con una fusión que acabaría con la creación de Cerealto Siro Foods. Por el camino, se dejaron la venta de su panificadora a Bimbo, que se convirtió de esa forma en proveedor de Mercadona.

A corto plazo, la progresiva desconexión con Mercadona no le fue nada mal, aunque ya reflejaba una caída en la facturación superior al 13% en tres años (del 2015 al 2018).

Como recogía por aquel entonces 'El Confidencial', la operación de Bimbo evidenciaba la complejidad de cualquier cambio en el vínculo proveedor-cliente en la compañía de Juan Roig. Fue precisamente este el que hizo saber a sus proveedores que sería mejor centrarse únicamente en lo que mejor sabían hacer.

En el caso de Siro, tuvo un desenlace fatal y ahora ha pedido a la banca una dispensa en el cumplimiento de sus obligaciones. Es incapaz de hacer frente a la primera cuota del préstamo renegociado en 2020 por valor de 312 millones de euros. En palabras textuales del último medio mencionado, "la caída del ebitda por la presión de Mercadona, su principal cliente, ha echado por tierra el plan estratégico". La sombra del gigante pesa mucho.

El principal motivo de la caída es el aumento de las materias primas para fabricar sus productos, un incremento en el coste de producción que no ha podido -y poco le han dejado- abaratar con el precio de venta.

Mercadona llevó a cabo en julio el mismo modus operandi que con la leche española, subir mínimamente los precios de venta pero no al nivel que sus proveedores necesita para ni tan siquiera cubrir gastos.

Más allá de intentar de llegar a un punto en común con los bancos, los galleteros han pedido un rescate a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPi) de 90 millones de euros. Es una empresa que aporta casi 3.600 empleos directos en Castilla y León, por lo que su ruina es la ruina de muchas familias en una de las zonas más despobladas de España.

Para sobrevivir necesitarán algo más que pequeños inversores y lograr refinanciar su deuda, pero la mejor forma de que todo empiece a cambiar es que Mercadona se 'olvide' de la guerra de precios con Lidl, DIA y Aldi -especialmente- y considere aumentar el precio a uno que permita cuadrar cuentas respecto a los costes de producción.

VÍDEO | Este es todo el oro que hay en las cremas de Mercadona