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La regulación de las stablecoins es un punto de conflicto entre el G7 y el G20

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Según logró conocer CoinDesk de parte de dos altos funcionarios involucrados en los debates, los líderes mundiales están estableciendo reglas y normas universales para el sector de las criptomonedas tras su explosiva llegada a los titulares el año pasado. Si bien parecería que llegaron a un consenso en la gran mayoría de las cuestiones, las economías avanzadas y emergentes parecen tener posiciones divididas respecto del trato de las stablecoins.

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Las economías avanzadas que componen el Grupo de los Siete (G7) parecen estar más abiertas a aceptar y regular las stablecoins, las cuales están vinculadas al valor de otros activos como las monedas fiduciarias. Sin embargo, las economías emergentes representadas por el G20 están pidiendo restricciones más fuertes, y hasta prohibiciones, debido a las preocupaciones sobre que el uso generalizado de las stablecoins podría suponer una amenaza relativamente mayor a la política monetaria en estas jurisdicciones.

Los desacuerdos entre los dos organismos podrían poner un freno a la aceptación de normas mundiales para las stablecoins, o al menos amenazar con quebrar la supervisión unificada prevista por los reguladores financieros de todo el mundo, señalaron los funcionarios. Sin embargo, tal como indicó el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés), sus normas permiten que los países tengan cierta flexibilidad en la aplicación de las normas en función de sus distintas necesidades, agregaron los funcionarios.

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“Yo, personalmente, no creo que la introducción de los activos de criptomonedas o stablecoins pueda afectar grave o negativamente a la macroeconomía o tener algún efecto en la política monetaria de Estados Unidos, la eurozona o Japón. Pero las consecuencias macrofinancieras son mucho más significativas en los mercados emergentes”, afirmó Toshiyuki Miyoshi, subdirector general de la Oficina de Supervisión de la Agencia de Servicios Financieros de Japón, que también forma parte de los esfuerzos del G-7 en la confección de las normas mundiales sobre criptomonedas.

Con respecto a las stablecoins, las economías avanzadas “no tienen ninguna preocupación”, pero “las emergentes tienen grandes preocupaciones”, dijo un alto funcionario del G20 quien no está autorizado a hablar sobre el asunto públicamente. “La regulación de las stablecoin es un punto de conflicto”.

Los reguladores mundiales entraron en acción tras el colapso de la stablecoin terraUSD en mayo de 2022, que provocó la desaparición de casi US$60.000 millones de los mercados, aunque algunos reguladores dijeron que este tipo de colapsos no han tenido un impacto directo en la estabilidad financiera general.

Si bien los dos organismos se comprometieron a aplicar en las criptomonedas las normas del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) contra el lavado de dinero, las recientes declaraciones de los foros han revelado las diferencias en la forma en que ven el tratamiento de las stablecoins.

Por ejemplo, el G7 dijo que los países que lo conforman seguirán las recomendaciones para las stablecoins planteadas por el FSB, que se centran en el impacto del uso de stablecoins en la estabilidad financiera general. Por su parte, el G20 busca alinearse con un documento de síntesis con más matices elaborado conjuntamente por el FMI y el FSB previsto para su publicación entre septiembre y octubre.

Dos enfoques

El G7 y el G20 han demostrado diferentes grados de compromiso a la hora de crear el marco para la política mundial de criptomonedas.

El G7 ha estado presionando para la creación de normas más estrictas y ha señalado su compromiso en la aplicación de las normas del FSB para la regulación de los activos digitales y las recomendaciones del FMI sobre las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC, por sus siglas en inglés). Se espera que se conozcan las recomendaciones individuales del FSB para regular las criptomonedas y stablecoins en julio de 2023.

“Nosotros, el G7, apoyamos firmemente la finalización de los dos conjuntos de recomendaciones de alto nivel: uno sobre las actividades y los mercados de activos de criptomonedas, y el otro sobre los acuerdos con stablecoins”, afirmó Miyoshi.

Mientras tanto, India utilizó su poder de fijación de agenda como presidente del G20 para que el FMI dirija las consultas mientras el FSB, el líder de facto para la creación de normas mundiales de criptomonedas, parecía estar más inclinado hacia Estados Unidos. Las acciones de India reflejarían el deseo de no alienar a su viejo aliado Rusia tras la invasión a Ucrania al permitir que el FSB diseñe la vital política financiera, informó anteriormente CoinDesk y citó a un consultor de políticas del Ministerio de Finanzas de India.

Miyoshi sostuvo que las recomendaciones del FSB, que se centran más en la estabilidad financiera y las cuestiones regulatorias, “seguramente se finalizarán” en julio. Mientras tanto, el FMI está intentando “ver el fenómeno de los activos digitales desde la perspectiva de las consecuencias macrofinanciera y no solamente desde la estabilidad financiera”, comentó, y agregó que puede haber “algún momento para seguir debatiendo sobre la parte macrofinanciera” en donde el FMI y FSB lo analicen conjuntamente.

El documento de síntesis del FMI y el FSB “también se enfoca en las consecuencias de las criptomonedas para la política monetaria, los movimientos de capital, el sistema monetario internacional o los ingresos fiscales”, añadió Miyoshi.

La preocupación de las economías en desarrollo

A las economías en desarrollo les preocupan las stablecoins por su posible impacto en la eficacia de la política monetaria si su uso se vuelve generalizado, según Miyoshi. Las políticas monetarias son medidas establecidas por el banco central de un país para controlar la oferta de dinero en la economía y lograr el crecimiento.

“Por ejemplo, si las stablecoins denominadas en dólares estadounidenses se introdujeran y empezaran a circular en mercados emergentes muy pequeños, eso podría perjudicar la eficacia de su política monetaria o hacer más volátiles los movimientos de capital en esos países”, señaló Miyoshi, y agregó que es “difícil de imaginar” que el dólar o el euro “pudieran ser reemplazados por una stablecoin si circulara” en las jurisdicciones del G7, que incluye a Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Japón.

“Pero en las economías en desarrollo, donde la política monetaria o los regímenes cambiarios no son tan sólidos, el riesgo de sustitución de divisas existe”, comentó Miyoshi. Si las stablecoins se generalizan en las economías emergentes, también podría impactar en la eficacia de su recaudación de impuestos e ingresos, dijeron Miyoshi y un funcionario del G20.

La “comunidad internacional hará todo lo posible para llegar a un acuerdo al respecto”, afirmó Miyoshi, y señaló que el G7 podría llegar a un compromiso. “La preocupación de las economías del G20 en torno a las stablecoins podría disiparse si el FSB recomienda una regulación exhaustiva de las stablecoins”.

Aun así, no está claro si eso será suficiente para ciertas economías en desarrollo que podrían simplemente no permitir el uso de ninguna stablecoin.

El FSB y el FMI no respondieron inmediatamente a la solicitud de comentarios.

Artículo editado por Sandali Handagama y traducido por Natalia Paulovsky.