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¿Qué pasó con las Google Glass? Ahora vuelven por sorpresa del cementerio tecnológico

Iban a ser el próximo iPhone. El siguiente objeto de deseo de los más techies. Periodistas, famosos e incluso políticos y miembros de la Familia Real las llevaron puestas. En 2013 y 2014 las Google Glass fueron absolutamente lo más de lo más en el mundo de la tecnología. Pero tal y como se infló su globo, se desinfló.

A pesar del gran recibimiento de la prensa y de los miles de artículos que se le dedicaron a las gafas inteligentes de Google, el gran público las dio la espalda. Primero, por su altísimo precio: 1.500 dólares (1.340 euros); segundo, porque nadie tuvo muy claro para qué servían; tercero, porque hacían lo mismo que un móvil, pero con la mitad de su batería y un octavo de su potencia; y cuarto, eran más feas que pegar a un padre.

Sergey Brin, fundador de Google y fan número 1 de las Glass (Google)
Sergey Brin, fundador de Google y fan número 1 de las Glass (Google)

Y hablando de pegar, algunas de las personas que las llevaron puestas durante el poco tiempo que estuvieron disponibles recibieron golpes de personas algo paranoicas que creían que les estaban grabando. Sí, porque una de las funciones estrella de las Glass era la de poder fotografías o grabar lo que mismo que estuviera viendo su poseedor.

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La ‘muerte’ oficial de Google Glass se produjo en 2015, cuando la compañía decidió suspender su venta, eliminar su cuenta de Twitter y la de Facebook, y dejó de publicar actualizaciones de su sistema operativo, una versión especial de Android.

Pero de repente, en 2017 Google ha sorprendido con una nueva actualización de su software. Este update permite conectar dispositivos a las gafas mediante conexión Bluetooth -por si alguien quiere usar un ratón o un teclado para dios sabe qué- además de la típica limpia de problemas técnicos y demás errores que pudieran estar dando.

Según informa Android Police, Google también ha actualizado la aplicación My Glass para teléfonos Android, desde la que se podía completar la experiencia de uso. Así, ahora se pueden sincronizar las notificaciones que provengan del móvil y se verán en alguna de las lentes, tal y como pasa con los relojes inteligentes, que sirven de segunda pantalla para el teléfono.

Pero que nadie piense que las Google Glass van a volver: Ars Technica revela que las actualizaciones son absolutamente menores y pueden ser obra de un equipo muy reducido de ingenieros que simplemente estén entretenidos con el aparato.