La estanflación podría ser nuestro peor enemigo económico en 2022
El 2022 nos ha recibido con una inflación disparada. Tras un periodo deflacionario anómalo provocado por la llegada de la pandemia en 2020, el Índice de Precios al Consumo (IPC), dato mediante el cual se mide la inflación, no ha parado de crecer desde el pasado marzo. Este indicador se situaba en diciembre entre los máximos registrados en las últimas tres décadas, un 6,7%. Es el noveno mes en que acaba por encima del 2%, el límite que el Banco Central Europeo (BCE) considera idóneo.
Además de las altas tasas de inflación –no solo nacionales, sino también mundiales– la economía corre el riesgo de desacelerarse. Cuando estos dos fenómenos, en principio incompatibles, se producen de forma simultánea se denomina estanflación. ¿Nos encontramos a las puertas de un periodo estanflacionario?
Desde hace unos meses, algunas voces expertas alertan sobre que la combinación de las políticas monetarias y fiscales laxas de muchos bancos centrales y la reducción de la oferta creada mayoritariamente por la crisis en la cadena de suministros que ha provocado la pandemia, podrían generar una estanflación como la de la década de 1970, durante la crisis del petróleo.
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¿Qué es la estanflación?
Básicamente, se trata de una recesión económica unida a una alta inflación. Normalmente, estos fenómenos no se dan de forma simultánea.
Ahora mismo, a pesar de que la economía se encuentra estancada, los precios continúan subiendo. El desempleo aumenta y las familias pierden poder adquisitivo, por lo que los hogares reducen su ritmo de consumo. Sin embargo, esta caída de la demanda no viene acompañada de una bajada de precios, como es habitual en momentos de contracción económica.
El término es una traducción de la palabra inglesa 'stagflation'. El acontecimiento más evidente de estanflación ocurrió en la década de 1970 cuando la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo (OPEP) dejó de exportar crudo a Estados Unidos y a otros estados de Europa Occidental. Los precios del petróleo aumentaron de forma drástica entre 1973 y 1975 y los países importadores de petróleo vivieron a la vez una inflación y una recesión.
Se trata de una de las más peligrosas combinaciones para la economía ya que ambos elementos distorsionan el mercado y la medida de choque para combatir el estancamiento económico tiene como efecto secundario el incremento de la inflación. Así, para incentivar el consumo y salir de la recesión se requieren acciones en la expansión fiscal y monetaria –que los Bancos Centrales pongan dinero en funcionamiento– medidas que a su vez generan más inflación lo que al final deviene en un círculo explosivo.
¿Es la estanflación una amenaza cercana?
Economistas e inversores han discutido largo y tendido sobre este asunto. De momento, la inflación se mantiene desbocada, pero algunos expertos aseguran que la economía va a seguir creciendo.
Por su parte, la gestora británica de activos Schroders advierte que la variante ómicron de Covid-19 ha propulsado ese riesgo. Nuevas restricciones puntuales en distintos países y más retrasos en la cadena de suministros impactarán en el comercio global e impedirán el crecimiento de la economía.
Para evitar que la estanflación afecte a nuestra economía personal lo mejor es contar con ahorros. Saber en qué punto nos encontramos y preparar nuestras finanzas personales con el fin de evitar efectos negativos.
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