Por qué la economía de Madrid brilla en plena crisis territorial
Madrid lleva prácticamente todo el año a la cabeza del crecimiento económico del país. No es de extrañar, ya que la capital de España prevé un crecimiento del 2,6% frente al 1,9% del conjunto del país. En estos momentos, no hay ninguna región que le haga frente porque Cataluña, que es la comunidad autónoma que le ha seguido durante mucho tiempo, crecerá, según apuntan los expertos, una décima por debajo del índice de la economía española, es decir un 1,8%.
El Observatorio Regional de BBVA apunta un escenario de desaceleración generalizada, si bien, las comunidades más turísticas -generalmente las costeras- experimentan una mayor corrección. Murcia es la región que más aguanta, y mantiene la misma previsión de crecimiento y el País Vasco acompañará a Madrid en la senda del aumento de la actividad en los próximos meses.
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Hay varios factores que explican la polaridad de Madrid y del resto de regiones. La capital de España es, desde la década de los cincuenta uno de los focos receptores migratorio del país. El fenómeno no ha cesado. Cada año llegan aproximadamente 100.000 personas procedentes del resto de provincias, movidas por la búsqueda de empleo y la mejora en calidad de vida. La Comunidad madrileña lidera también la recepción de inversión extranjera y su condición de capital del Estado impulsa el ‘efecto sede’ en las empresas y en los organismos del Estado, el turismo como lugar abierto y de acogida.
Este fenómeno se ha intensificado en los últimos años, porque la industria ha dado paso a las grandes compañías de servicios que imponen sus seden en las grandes ciudades. Este crecimiento, unido a la llamada España vaciada, genera un crecimiento económico muy desigual que termina lastrando a las regiones más deprimidas y con menos capacidad de creación de puestos de trabajo.
Madrid camina por la buena senda, pero ¿qué ocurre con Barcelona? Es innegable que el proceso independentista se ha visto reflejado en la economía de la región. Barcelona continúa siendo una de las ciudades más potentes de España en cuanto al turismo y también en la generación de empleo, sin embargo, desde 2017, el PIB madrileño se ha disparado en detrimento del catalán. La diáspora de muchas empresas que tenían su sede en la capital catalana y la inestabilidad política son algunos de los motivos.
Todavía no se pueden tener en cuenta los últimos acontecimientos acaecidos tras la sentencia del Supremo, ni podemos saber la deriva política. Lo que sí se están estudiando son los riesgos que está asumiendo, por ejemplo, en el futuro de la industria del automóvil y lo que pueda provenir de la pérdida de confianza, porque en última instancia todo repercute en la economía.
El dinero y la inversión son cautos por definición. Los pesos económicos de las regiones más activas de España históricamente están cambiando para dar más protagonismo a la zona centro y Levante. La globalización alienta la concentración de la actividad y la población en grandes metrópolis. En la nueva etapa política que se abre los partidos tienen que tomarse muy en serio estas tendencias, si no, éstas se acentuarán, la desigualdad crecerá y regiones antaño ricas y abiertas, pueden entrar en fases claras de regresión económica y social.
Laotracaradelamoneda
IDNet Noticias