Anuncio
Mercados españoles cerrados
  • S&P 500

    5.075,07
    +64,47 (+1,29%)
     
  • Nasdaq

    15.715,04
    +263,74 (+1,71%)
     
  • NIKKEI 225

    37.552,16
    +113,55 (+0,30%)
     
  • Dólar/Euro

    1,0707
    +0,0050 (+0,47%)
     
  • Petróleo Brent

    88,14
    +1,14 (+1,31%)
     
  • Bitcoin EUR

    62.361,93
    -44,33 (-0,07%)
     
  • CMC Crypto 200

    1.436,30
    +21,54 (+1,52%)
     
  • Oro

    2.340,40
    -6,00 (-0,26%)
     
  • HANG SENG

    16.828,93
    +317,24 (+1,92%)
     
  • Petróleo WTI

    83,11
    +1,21 (+1,48%)
     
  • EUR/GBP

    0,8595
    -0,0029 (-0,34%)
     
  • Plata

    27,34
    +0,09 (+0,35%)
     
  • IBEX 35

    11.075,40
    +185,20 (+1,70%)
     
  • FTSE 100

    8.044,81
    +20,94 (+0,26%)
     

En los nuevos safaris los turistas ayudarán a cuidar y proteger a los animales

Un rinoceronte blanco o rinoceronte de labios cuadrados (Ceratotherium simum) cruza una carretera en la Reserva de Caza de Ongava, al sur del Parque Nacional de Etosha, en el noroeste de Namibia. (Foto de Wolfgang Kaehler / LightRocket a través de Getty Images)
Un rinoceronte blanco o rinoceronte de labios cuadrados (Ceratotherium simum) cruza una carretera en la Reserva de Caza de Ongava, al sur del Parque Nacional de Etosha, en el noroeste de Namibia. (Foto de Wolfgang Kaehler / LightRocket a través de Getty Images)

Falta muy poco para que Sudáfrica reabra sus puertas a los viajeros internacionales, luego de seis meses de cierre total como protección contra la actual pandemia de coronavirus.

La fecha prevista hasta el momento es el próximo 1 de octubre, cuando el Parque Nacional Kruger y el Western Cape, con Ciudad del Cabo, sus vastos viñedos y la célebre Montaña de la Mesa regresarán a los itinerarios ya habituales de miles de turistas.

Pero esta vez, luego de meses de inquietud y de reflexión, cobran valor aquellos proyectos turísticos y recreacionales que están estrictamente ligados a la conservación de la naturaleza y la preservación de las valiosas especies animales. Uno de estos casos es la provincia costera de KwaZulu-Natal, en el extremo este del país, donde los viajeros se pueden integrar a la vida en una reserva de caza privada que les permite colaborar con la preservación de las poblaciones locales de rinocerontes y elefantes.

ANUNCIO

De acuerdo con un reporte de CNBC, se calcula que cada día son cazados furtivamente tres rinocerontes en Sudáfrica. En todo el continente, un elefante pierde la vida por culpa de los cazadores aproximadamente cada 15 minutos. Bastarían 20 años de sangrienta labor para exterminar por completo los 18.000 rinocerontes blancos y los 400.000 elefantes que aún sobreviven en ese continente.

Por ello, &Beyond Phinda Private Game Reserve y Nambiti Private Game Reserve, dos reservas privadas de caza localizadas en KwaZulu-Natal, proponen alojamientos de varios tipos y una diversidad de platos autóctonos e internacionales.

Por el día, los turistas suelen formar parte de grupos organizados que buscan avistar a leones, leopardos, rinocerontes, elefantes y búfalos del Cabo, además de jirafas, cebras, ñus azules y varias variedades de antílopes, todos en medio de su hábitat. Y en las noches, les toca el turno a los puercoespines, los osos hormigueros, las hienas y los gatos de civeta.

Aunque pueda parecer una simpleza, proteger a los animales contra los cazadores furtivos es la prioridad de estos cotos cerrados y su mayor gasto, según el gerente Mike Potter, siempre por encima de la mantención de las carreteras, la colocación las vallas o el cuidado directo de los animales.

Elefantes cruzan una carretera en una reserva nacional de Sudáfrica. (AP/ Carley Petesch)
Elefantes cruzan una carretera en una reserva nacional de Sudáfrica. (AP/ Carley Petesch)

“Es financieramente paralizante, pero tenemos que hacerlo”, asumió.

Nambiti Private Game Reserve ha perdido ya cinco de sus rinocerontes, asesinados por cazadores furtivos locales que trabajan para contratistas en la vecina Mozambique. Tres de ellos murieron en febrero de 2013.

“Los cazadores llegaron en helicóptero”, dijo Potter. “Pudimos ver dónde habían aterrizado”.

Por eso desde entonces la seguridad ha tenido que ser incrementada, para lo cual los huéspedes del hotel pagan un impuesto diario de 50 rands sudafricanos, el equivalente a 3 dólares.

Nambiti recibe además ayuda financiera del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF en inglés), con lo que se mantiene un equipo de cuatro empleados monitores de rinocerontes negros —poco comunes en Sudáfrica—, quienes supervisan in situ los movimientos de cada animal. Unos 5.000 dólares anuales cubren el costo de sus motocicletas, sus botas, los prismáticos y el resto de los equipos necesarios.

Pero este trabajo no es fácil. “Estos hombres son propensos a ser perseguidos por rinocerontes negros furiosos o atacados por leones”, agregó Potter.

El descornado de los rinocerontes

Aunque es triste ver a un rinoceronte descornado, Potter sí está de acuerdo en que retirarles los cuernos evita que estos animales sean blanco de los cazadores furtivos. Solo que cada expedición de descornado de rinocerontes les cuesta aproximadamente 2.400 dólares.

Como este procedimiento resulta muy caro, los turistas que poseen una ética conservacionista tienen la opción de involucrarse, pagando una cuota que les permite unirse a un equipo de ‘descornadores’, además de financiar el alquiler del helicóptero, el pago al piloto y al veterinario de vida silvestre, y los sedantes que se utilizarán.

La reserva de Thula Thula, que significa "paz y tranquilidad", es famosa por su trabajo de conservación, su manada de 29 elefantes y su carismática expropietaria parisina, Françoise Malby-Anthony.

Ella y su difunto esposo, Lawrence Anthony, fundaron esta reserva en 1999 con una pobre manada de apenas siete elefantes. Tras la muerte de su esposo, ella fundó además un centro de rehabilitación para animales huérfanos.

Un rinoceronte desconado por cazadores furtivos es atendido en Bela Bela, Sudáfrica, en 2016 (AP/Denis Farrell)
Un rinoceronte desconado por cazadores furtivos es atendido en Bela Bela, Sudáfrica, en 2016 (AP/Denis Farrell)

También es esencial que la población local participe en la conservación, por lo que todo el personal de Thula Thula proviene de las comunidades cercanas.

En cuanto a los visitantes, estos llegan principalmente de Estados Unidos, Europa y la misma Sudáfrica. Todos los ingresos por concepto de alojamiento financian los esfuerzos de conservación en la reserva. El atractivo mayor de este lugar está en los dos paseos que se realizan al interior de la naturaleza en estado salvaje.

“Estos safaris son guiados por nuestros experimentados guardas de caza, que comparten sus conocimientos y su pasión, concienciando sobre los problemas medioambientales y la necesidad de proteger las especies en peligro de extinción”, dijo Malby-Anthony.

También está la Academia de Voluntarios de Thula Thula, una forma diferente de ecoturismo que realiza estancias regulares de dos semanas para ocho voluntarios. Estos trabajan como asistentes de conservación, con la idea de que no sólo contribuyan al trabajo sobre el terreno, sino que difundan un único mensaje cuando regresen a sus hogares.

“Solía pensar que un rinoceronte sin cuerno no era un rinoceronte”, dice. “Pero cambié de opinión en febrero de 2013 cuando cinco hombres fuertemente armados mataron a dos de nuestros rinocerontes —ambos tenían sólo 18 meses de edad y unos cuernos todavía muy pequeños”.

“Desde entonces, hemos desplegado medidas intensivas contra la caza furtiva y de seguridad para mantener nuestra vida silvestre segura”, dijo.

“Esa es nuestra prioridad”, concluyó.

La tarifa diaria en plan Todo Incluido es de 120 dólares para los estadounidenses, sudamericanos y asiáticos, 153 dólares para los británicos, 140 dólares para los europeos y 70 dólares para los sudafricanos. Todo este dinero es destinado a proyectos de conservación, incluyendo la expansión del hábitat del elefante y las medidas contra la caza furtiva.

También te puede interesar:

VIDEO | Transmisión en vivo de un safari africano