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Trabajar desde casa por el coronavirus: ¿protege la ley a los trabajadores?

El transporte público ha recordado a millones de estadounidenses cuán cerca se encuentran de completos desconocidos. El segundo caso de coronavirus, o COVID-19, en la ciudad de Nueva York, que confirmó el martes el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, sumado a los otros cuatro casos confirmados el miércoles, están aumentando la preocupación por los trabajadores de la urbe densamente poblada que dependen regularmente de los trenes, autobuses y líneas de metro repletas de personas para ir a trabajar.

Sin embargo, los empleados de las compañías estadounidenses no pueden hacer mucho para revertir esa situación, al menos desde el punto de vista legal, para obligar a sus empleadores a pagarles el salario o mantener sus empleos si insisten en no ir al trabajo o trabajar desde casa por temor a contraer la enfermedad, al menos bajo el nivel de riesgo actual que representa el COVID-19.

“Realmente no existe un precedente histórico en el que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) o la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) les haya dicho a los empleadores lo que tienen que hacer”, le dijo a Yahoo Finanzas Aaron Goldstein, socio de la firma de abogados con sede en Seattle, Dorsey & Whitney. “Y dada la reacción que estamos viendo frente al coronavirus, creo que es poco probable que lo hagan ya que los empleadores están adoptando más medidas preventivas de las que requeriría la OSHA”.

Una mujer usa una mascarilla mientras espera en el metro después de que se anunciara el primer caso confirmado de coronavirus en el estado de Nueva York, en Manhattan, un distrito de la ciudad de Nueva York, en Nueva York, Estados Unidos, el 2 de marzo de 2020. REUTERS/Andrew Kelly
Una mujer usa una mascarilla mientras espera en el metro después de que se anunciara el primer caso confirmado de coronavirus en el estado de Nueva York, en Manhattan, un distrito de la ciudad de Nueva York, en Nueva York, Estados Unidos, el 2 de marzo de 2020. REUTERS/Andrew Kelly

Aun así, los empleadores deben cumplir con las leyes federales, estatales y locales que exigen tomar ciertas medidas de seguridad para los trabajadores, aunque en Estados Unidos no existe una ley que establezca límites específicos para la asistencia de los trabajadores durante los brotes virales.

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La política de Estados Unidos contrasta fuertemente con la de Francia, donde los trabajadores ya han ejercido su derecho legalmente protegido de abandonar el puesto de trabajo debido a los temores por el coronavirus.

“Técnicamente, el empleador podría despedir a esa persona”

Las protecciones a nivel federal que se encuentran vigentes están regidas por diferentes agencias, desde el Departamento de Salud de la OSHA hasta los CDC y la Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo (EEOC) e incluyen normas contempladas en la Ley sobre Estadounidenses con Discapacidades (ADA) y la Ley de Licencia Familiar y Médica (FMLA).

El mapa muestra la propagación del coronavirus alrededor del mundo. Crédito: David Foster/Yahoo Finance
El mapa muestra la propagación del coronavirus alrededor del mundo. Crédito: David Foster/Yahoo Finance

Las normas de protección de la OSHA se centran en los empleados que trabajan en entornos de riesgo alto y muy alto, como proveedores de cuidados médicos y personal de primeros auxilios y de laboratorio, y prácticamente no dicen nada sobre quienes suelen desempeñar su trabajo en entornos que no representan un riesgo para la salud. En respuesta al brote global de gripe porcina H1N1 2009, OSHA revisó su guía para exigir a los empleadores que proporcionaran equipos de protección especializados a los trabajadores expuestos a un riesgo alto y muy alto. También actualizó las definiciones sobre los trabajadores en riesgo.

“Específicamente, desde el punto de vista legal, si un empleado se niega a ir a trabajar sin tener ningún tipo de tiempo libre remunerado o licencia por enfermedad, creo que técnicamente el empleador podría despedirlo, pero considero que sería muy poco probable debido al daño a la imagen que ello supondría”, apuntó Goldstein.

Las autoridades locales y federales podrían imponer nuevas reglas

En teoría, un trabajador que argumente que no tiene más opción económica que presentarse a trabajar y exponerse al riesgo de contraer COVID-19 podría plantear una reclamación amparándose en la Cláusula del Deber General de la OSHA, explicó Goldstein, aunque también dice que ese argumento fracasará en ausencia de brotes más graves. La cláusula establece que los empleadores deben proporcionar a sus trabajadores “un empleo y un lugar de trabajo libres de peligros reconocidos que causen o puedan causar la muerte o daños físicos graves” a los empleados.

Se podría plantear un argumento alternativo bajo la teoría de la compensación del trabajador. Aunque existen pocos precedentes para tales casos, la junta de compensación de trabajadores de California reconoció las reclamaciones que involucraron a trabajadores expuestos a la fiebre del valle en áreas donde la enfermedad representaba un riesgo sustancialmente mayor.

Si este brote se generaliza o los CDC lo catalogan como un riesgo de viaje más grave, es posible que las normas actuales ya no se apliquen. Además, las autoridades locales y federales podrían imponer la permanencia en el hogar a los empleadores públicos, y probablemente también a los empleadores privados.

“Creo que si esto resulta ser más mortal, debemos eliminar todas las posibilidades de la mesa y olvidarnos de todos los precedentes”, dijo Goldstein.

Según los abogados de Proskauer, los tribunales también han considerado las protecciones relacionadas con el virus para los empleados, en virtud de la ADA, donde los empleadores han tomado decisiones de retención basadas en el potencial de un empleado de enfermarse durante viajes futuros no relacionados con el trabajo. En un artículo publicado, los abogados de Proskauer destacaron un caso del Undécimo Circuito que permitió a una compañía despedir a un empleado porque al empleador le preocupaba que este pudiera contraer el virus del ébola durante un viaje personal a un área de alto riesgo.

En 2009, también en respuesta al brote de H1N1, la EEOC publicó una Guía de Preparación para Pandemias para aclarar su definición de un empleado que representa una “amenaza directa”. La designación es importante porque, según las normas de la ADA, los empleadores tienen prohibido preguntar acerca de las discapacidades de los empleados, como enfermedades graves, a menos que el empleador pueda demostrar que la consulta está relacionada con el trabajo y es necesaria para el negocio, o tiene una sospecha razonable de que los empleados representan una amenaza directa para su propia seguridad o la de otros.

Hasta el miércoles por la tarde, las autoridades estadounidenses habían confirmado 9 muertes y 128 casos de coronavirus. La Organización Mundial de la Salud (OMS) designó el brote como un “riesgo a nivel mundial” y dijo que, en función de sus bajas tasas de propagación en la mayoría de los países, puede ser contenido. El secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, al hacer referencia a la evaluación de la OMS, dijo que la magnitud del brote no ha alcanzado los niveles vistos en pandemias anteriores.

Alexis Keenan