Multa de 4.300 euros a una anfitriona de Airbnb por ser racista con una inquilina
Cuando Dyne Suh intentó alquilar a través de Airbnb una cabaña en la localidad de Big Bear (California,Estados Unidos), descubrió que no podía completar la operación. A pesar de tener el dinero para pagar y una buena reputación como inquilina, el anfitrión no aceptaba su estancia. Cuando se interesó por el motivo del bloqueo, recibió un mensaje intolerable: “No te alquilaría ni aunque fueras la última persona en el mundo. Una palabra lo dice todo: Asiática”.
Esa fue la respuesta que le dio la propietaria, una mujer llamada Tami Barker que ahora va a pasar a la historia como la primera anfitriona de Airbnb en ser multado por discriminación racial.
Barker ha sido condenada a pagar 5.000 dólares (4.300 euros) en virtud de un acuerdo firmado el pasado mes de abril por la plataforma de alquileres online y el Departamento de Empleo y Vivienda Equitativos de California (DFEH) para evitar la discriminación xenófoba en Airbnb.
Además de pagar esta cantidad, Barker tendrá que asistir a cursos sobre la historia asiático-americana y a pedir perdón a la damnificada, la mujer de origen chino Dyne Suh, por negarle la posibilidad de ser su inquilina por el mero hecho de tener un origen asiático.
En declaraciones concedidas a The Guardian, Dyne Suh explica que los hechos ocurrieron el pasado mes de febrero cuando quiso alquilar la cabaña para pasar un fin de semana de esquí con sus amigos. Tras realizar la operación sin más problemas, recibió un mensaje de texto en el que se le avisaba de la cancelación “por ser asiática”.
Cuando Suh contestó a ese mensaje avisando de que se pondría en contacto con Airbnb para poner una queja formal, Barker le respondió que no estaba nada preocupad porque “la razón por la que Estados Unidos tiene a Trump es para que gente como ella no estuviera en el país”.
A pesar de esta bravuconada, Barker no se ha salido con la suya. Airbnb decidió abrir una investigación y a la vez la joven de origen asiático denunció los hechos a las autoridades californianas. Finalmente, el expediente se ha resuelto con una multa a la anfitriona, los trabajos comunitarios y con el perdón a la inquilina.