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Así es trabajar para Amazon en España: miedo y presión constante

Jaime Quirós – El crecimiento de Amazon (AMZN) en nuestro país es espectacular. Incluso mucho mayor que en otros países. En octubre de 2012 la compañía inauguró su primer centro logístico en Madrid, y desde entonces ha abierto tres en Cataluña y es inminente la apertura del centro Toledo, de proporciones mastodónticas: 100.000 metros cuadrados que fortalecen más si cabe su presencia en España.

A priori decir Amazon en España es decir progreso, velocidad, comodidad y nueva filosofía de consumo. Y empleo. Cosa que no es que abunde los últimos años en la crónicamente maltrecha España. Desde un punto de vista externo resulta atractivo el crecimiento de Amazon, sobre todo cuando anuncian a bombo y platillo las contrataciones masivas de cientos de personas para sus nuevos centros.

En la imagen, varias personas trabajan en un almacén de Amazon en Madrid, el 24 de noviembre de 2015. REUTERS/Andrea Comas
En la imagen, varias personas trabajan en un almacén de Amazon en Madrid, el 24 de noviembre de 2015. REUTERS/Andrea Comas

Pero los trabajadores están hablando. Y sus palabras no son precisamente amables con la compañía. Esta muy bien cuando se ven las cosas desde fuera, pero la realidad no siempre es tan bonita. Cada vez son más los que se atreven a denunciar y contar públicamente las condiciones a las que se ven expuestos los trabajadores. Las principales coincidencias entre ellas son el fuerte estrés al que son sometidos, sobre todo al ser presionados con la contabilización exacta de pedidos a un brutal ritmo y teniendo que superar cifras de baremos que alcanzan cientos de productos gestionados a la hora, y el constante miedo a ser despedidos en cualquier momento.

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Además, la proporción de trabajadores temporales procedentes de ETT es muy alta. Estos son aún más vulnerables. Prácticamente viven al día, sin saber muy bien si al día siguiente podrán volver a trabajar o les dirán que se queden en casa, que no hacen falta. Parece que, con los matices propios de cada país, Amazon España toma algunas de las controvertidas peculiaridades de su madre Amazon Estados Unidos.

Hubo un artículo muy famoso en el New York Times que hablaba de ello. Por ejemplo, en Amazon América se “empuja” a los trabajadores a criticar las ideas de los demás en reuniones, trabajar duro y tarde y está hasta mal visto que se cumplan los horarios. Un ejemplo rotundo de esto es que muchos correos electrónicos llegan pasada la medianoche, y si no son respondidos, les siguen mensajes de texto que preguntan por qué no fueron respondidos. Además, se instruye a los trabajadores, que utilicen la base de contactos de una Intranet para enviar comentarios secretos a los jefes de los demás. Los empleados dicen que se usa con frecuencia para sabotear a otros. La empresa en vez de ser un sitio agradable se convierte en la jungla.

Especialmente en América, los trabajadores que no aguantan el ritmo se van o son despedidos en las cribas anuales de personal. “Darwinismo intencional”, llego a decir el ex director de recursos humanos de Amazon. Más grave aún es que algunos trabajadores que sufrieron cáncer, abortos involuntarios y otras crisis personales, que critican que fueron evaluados injustamente e incluso despedidos en lugar de darles tiempo para recuperarse.

Respecto a todas estás críticas, la compañía ha querido dar su punto de vista y ha negado que esto sea así. Jay Carney, vicepresidente de Asunto Corporativos de Amazon, escribió una carta abierta en la que refutó el informe del New York Times. A su favor tuvo también al defensor del lector del propio periódico, que no estuvo de acuerdo con la “parcialidad” de la interpretación de la historia que salió publicada.

A nivel mundial, la compañía de Bezos ganó 3.000 millones de dólares en 2017, un 20%. En cambio, a nivel humano, no sabemos cuantificar exactamente el impacto negativo que supone para su imagen algunos aspectos controvertidos de su política laboral que salen a la luz.

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