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Por qué Microsoft se libra de las acusaciones de monopolio, aunque es más grande que Google, Amazon y Facebook

Microsoft acaba de comprar la compañía de videojuegos Activision por 70.000 millones de dólares. Por si alguien no lo sabe, Microsoft es la empresa de Xbox y en 2020 ya había comprado el reputado estudio Bethesda, por otros 7.500 millones de dólares. Por poner un símil futbolístico, es como si el Real Madrid hubiera comprado el Valencia CF este año y Granada hace un par de años.

No hay nada de raro en que una empresa compra a otra rival. Pero lo que sí es raro es que no haya debate sobre si el movimiento va en contra de las leyes del libre mercado, por si se está formando un monopolio. En el caso de Microsoft, no hay discusión alguna: los reguladores estadounidenses han dado luz verde a la operación. ¿Por qué? No porque no haya sospecha de monopolio, sino porque la empresa se ha labrado una reputación que no tienen otras tecnológicas.

Microsoft acaba de comprar la compañía de videojuegos Activision por 70.000 millones de dólares. REUTERS/Dado Ruvic/Illustration
Microsoft acaba de comprar la compañía de videojuegos Activision por 70.000 millones de dólares. REUTERS/Dado Ruvic/Illustration (Dado Ruvic / reuters)

Sin embargo, cuando Google anunció en 2019 que adquiriría Fitbit por 2.000 millones de dólares, los legisladores no ocultaron su frustración y acusaron al buscador de crear un monopolio por adquirir una empresa de hardware especializado en wearables deportivos, un campo que desde luego no tiene nada que ver con los negocios principales de Google (la publicidad online y el software).

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Tal y como informa el Washington Post, más de 24 horas después de que Microsoft anunciara sus planes de compra de Activision por casi 70.000 millones de dólares, los agresivos vigilantes de las prácticas monopolísticas del Congreso de los Estados Unidos permanecen en silencio.

¿Por qué? La clave está en el trabajo que Microsoft lleva haciendo desde hace décadas en Washington, a base de lobbies. La compañía fundada por Bill Gates se ha forjado una reputación distinta entre los responsables políticos. Mientras Apple, Facebook, Amazon y Google se aprestaban a utilizar sus recursos en Washington para hacer retroceder la legislación en materia de competencia que se debatía en el Capitolio esta semana, Microsoft anunciaba sin problemas una de las mayores adquisiciones en la historia de la industria tecnológica.

Dos décadas después de librar sus propias batallas antimonopolio en Washington, Microsoft ha surgido como un operador sofisticado y experimentado en la capital de los Estados Unidos, posicionándose como un participante voluntario en la regulación y desarrollando relaciones que engendran una confianza en los políticos.

La empresa ha recorrido un largo camino desde la década de 1990, cuando se la consideraba un competidor arrogante y poco dado a la política. En los últimos años, los legisladores han tratado a Redmond, Washington, donde tiene su sede Microsoft, como un aliado de confianza en sus esfuerzos por frenar a otras grandes empresas tecnológicas.

Mientras otros gigantes de la tecnología se han visto envueltos en investigaciones antimonopolio, escándalos de privacidad y escrutinio de sus prácticas laborales, Microsoft ha ampliado silenciosamente su alcance en la industria tecnológica. El acuerdo con Activision es el último de una serie de adquisiciones multimillonarias que le han permitido introducirse en los juegos, la programación informática y la nube. Su valoración es superior a la de la matriz de Google, Alphabet, Amazon y Facebook, y sólo está por detrás de Apple.

Microsoft, al igual que otros titanes de la tecnología, es uno de los principales grupos de presión en Washington. Pero los responsables del sector afirman que la empresa ha sido más eficaz que sus pares debido a sus relaciones de larga duración y tiene un legado prolongado debido a sus primeras batallas políticas.

Microsoft no tiene polémicas

Microsoft también está menos expuesta a las controversias sobre la moderación de contenidos que han envuelto a Facebook y a YouTube, de Google, que se han enfrentado a las represalias políticas por su controvertida gestión de las publicaciones incendiarias y dañinas. Como guardianes de los mercados digitales, Apple y Amazon se han visto involucrados en controversias políticas, por ejemplo, cuando retiraron su apoyo a la red social conservadora Parler tras los atentados del 6 de enero. El principal servicio social de Microsoft, LinkedIn, se centra en la creación de redes empresariales, lo que lo hace menos vulnerable a las disputas políticas.

La discreción de Microsoft y sus buenas relaciones con los políticos permiten este tipo de acuerdos multimillonarios sin que nadie levante una ceja. Al menos en Washington, porque en el resto del planeta los aficionados a los videojuegos todavía no se explican cómo ha podido suceder un movimiento así que desequilibra peligrosamente la balanza de la guerra de las consolas hacía Microsoft.

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