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Antes de matarlo: el momento en que miembros de la Marina de Brasil secuestran a un policía en Río de Janeiro

En la grabación aparecen al menos tres hombres que inmovilizan a una cuarta persona que parece ser agredida; a la víctima le hacen una especie de llave de brazo
O Globo / GDA

Imágenes obtenidas por O Globo muestran el momento en que el policía civil Renato Couto fue inmovilizado y colocado en una camioneta por militares de la Marina en un punto cercano a la Plaza de la Bandera, en la zona norte de Río de Janeiro, Brasil. El video habría sido grabado el viernes de la semana pasada, la última vez que se lo vio con vida al perito dactiloscópico. En la mañana de este lunes, el cuerpo de Couto fue encontrado en una de las orillas del río Guandu, a la altura de Japeri, en la Bajada Fluminense. El sargento primero Bruno Santos de Lima está preso como su padre, el empresario Lourival Ferreira de Lima. Además, los soldados del 1° Distrito Naval Manoel Vitor Silva Soares y Daris Fidelis Motta están imputados por el homicidio triplemente calificado del agente, como así también por ocultamiento del cadáver.

En la grabación, registrada a distancia, aparecen al menos tres hombres que inmovilizan a una cuarta persona que, en un momento dado, parece estar siendo agredida. En otro pasaje, a la víctima le hacen una especie de llave de brazo, lo que concuerda con el contenido de las declaraciones prestadas a la Policía Civil. Más adelante, el video, de poco menos de dos minutos de duración, muestra a todo el grupo subiendo al auto y saliendo rápidamente del lugar.

La camioneta utilizada en el crimen pertenece a la Marina. Inicialmente, no se sabía si Couto estaba vivo cuando lo subieron al vehículo, o si ya había muerto por las heridas de bala en el momento en que fue dejado en el río Guandu. Sin embargo, profesionales del Instituto Médico Legal (IML) concluyeron que aún no estaba muerto cuando lo arrojaron al agua. Según el peritaje practicado al cadáver, el policía civil murió por hemorragia producto de disparos de arma de fuego y también por asfixia mecánica provocada por ahogamiento.

Las versiones cruzadas que derivaron en el asesinato del policía civil se inició por los constantes robo de materiales metálicos en la región. Couto, quien estaba realizando una obra en su casa y sufría con las pérdidas frecuentes, realizó varias denuncias contra Lourival, el propietario de un depósito de chatarra y acusado por el agente de recibir material ilegal fruto del delito.

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“Queremos justicia y que sean castigados severamente. Nada justifica lo que hicieron. Todo está en video. Mi hermano había estado ahí varias veces. Ellos se pusieron de acuerdo para matarlo. Lo mataron con el recibo en el bolsillo. Mi hermano solo buscaba lo que era suyo. Solo fue a revisar lo que había ahí. Mi hermano fue atacado. Eran de un depósito de chatarra ilegal”, dijo la fisioterapeuta Débora Couto de Mendonça, de 38 años, una de las hermanas de Couto.

En el testimonio, el sargento primero Bruno Santos de Lima, hijo de Lourival, afirmó que el pasado miércoles 11 fue informado por su padre que un hombre lo había buscado para amenazarlo y para acusarlo de recibir los materiales sustraídos de su obra. Según le informó el padre al militar, él dijo haber respondido que solo trabajaba con donaciones de organismos públicos, pero Renato habría exigido dinero y prometido regresar.

Santos de Lima sostuvo que en ese momento llevaba su pistola privada, una Taurus calibre 9 mm, y vestía un chaleco antibalas. Cuando llegó al establecimiento, en la calle Oswaldo Aranha, en la Plaza de la Bandera, vio a su padre “con semblante cabizbajo, junto a un individuo”. Por eso, el sargento contó que salió del auto ya con el arma en la mano, se identificó como militar y ordenó a Renato Couto que levantara las manos.

Santos de Lima alegó que, el viernes 13, el padre lo llamó para comunicarle que el mismo individuo había regresado a la chatarrería y que lo había amenazado, si no pagaba 10.000 reales. El soldado dijo que, en ese momento, llamó a uno de sus subalternos, el sargento tercero Manoel Vitor Silva Soares, y al cabo Daris Fidelis Motta, para que fueran con un vehículo del Distrito Naval 1° en “defensa” de Lourival.

En la declaración, el sargento primero informó que, al registrar el perito, notó que tenía una pistola en la cintura y, en ese momento, el policía civil sacó su arma y ambos se trenzaron en una pelea física. Lourival, Daris y Manoel también se habrían involucrado en la pelea, para separarlos. Santos de Lima dijo recordar que, “en cierto momento logró dispararle a Renato en la pierna”, pero aun así, él habría logrado quitarle su arma.

El sargento tercero alegó que, durante toda la acción, Renato Couto gritó: “Policía, policía”. Pero que lo hizo sin especificar si se quería identificar o pedir ayuda. Por ello, Bruno Santos de Lima relató haber disparado un tiro más, a la altura del vientre del perito, por lo que su resistencia disminuyó. “En razón de los acontecimientos y de la conmoción” que se estaba formando alrededor del caso, el militar dijo que había intentado empezar a subir a la víctima al vehículo, auxiliado por Daris, y haber abandonado el lugar.

Bruno dijo que no recordaba si él y los otros soldados habían considerado llevar a Renato a un hospital. Consultado sobre el arma del perito dactiloscópico, informó que se la guardó en el bolsillo y, sin darse cuenta si en el cerrojo estaba el escudo de la Policía Civil, la arrojó al río Guandu junto con el cuerpo de la víctima. Luego regresaron a la base del Distrito Naval 1, en la Praza Mauá, y el sargento tercero informó haber terminado su servicio “en horario normal”.