Yahoo Finanzas Las mascarillas te pueden salir por un pico: inesperado golpe a tu presupuesto
Las mascarillas, antes reservadas para el personal sanitario, se han convertido en un ‘complemento’ obligatorio durante la pandemia y en la desescalada; sobre todo, con los rebrotes de las últimas semanas en ciudades de todo el país
Claro está que, aunque se trate de una medida básica de protección, también supone un importante desembolso extra mensual que los ciudadanos con menos recursos tendrán dificultades para asumir. Según informa la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el gasto de mascarillas higiénicas no reutilizables podría ascender hasta 70 euros mensuales (120 mascarillas a 0,60 céntimos la unidad) en una familia de cuatro miembros, es decir, un total de 840 euros al final del año. Si tenemos en cuenta que la electricidad cuesta unos 750 euros anuales de media, la compra de mascarillas superaría a algunas facturas domésticas.
Eso sí, serían 70 euros al mes en el mejor de los casos. Si se opta por mascarillas quirúrgicas, el gasto ascendería a 115 euros mensuales, comprando 120 mascarillas a 0,96 céntimos la unidad, su precio máximo. Si algún miembro de la familia perteneciese a un grupo de riesgo y necesitase más protección (las FFP2 cuestan 2 euros por unidad) la OCU calcula que el gasto podría ser de hasta 155 euros cada mes.
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La compra de mascarillas es un gasto inasumible en un contexto en el que el bolsillo de muchos españoles se ha visto gravemente afectado por el coronavirus. Por ello, la OCU solicita que, mientras su uso sea obligatorio, se distribuyan de forma ordenada, gratuita y periódica a través de los establecimientos sanitarios.
Por otro lado, una opción podría ser el uso de mascarillas reutilizables, fabricadas con tejido antibacteriano y pudiéndose reutilizar, en algunos casos, hasta 100 veces. Este tipo de mascarillas pueden encontrarse en farmacias y supermercados, además de adquirirse por internet; resultan más económicas (su coste suele rondar los 10 euros, que se amortizan una vez que han sido llevadas durante varias semanas) y, por supuesto, más ecológicas. La única desventaja es que están hechas de una tela más tupida, lo que podría agobiar a algunos usuarios, sobre todo, con las altas temperaturas.
Por tanto, es esencial que las autoridades garanticen el acceso de los ciudadanos a las mascarillas más adecuadas a sus necesidades, que se fije un precio asequible para todos los tipos y que se asegure un suministro mínimo que cubra al menos las necesidades básicas. Lo más importante es, en definitiva, que no haya nadie sin mascarilla solo por el hecho de no poder pagarla. Si el Estado paga con dinero público casi la totalidad del coste de los medicamentos a algunos colectivos, ¿por qué no hacer lo mismo con este instrumento profiláctico que puede evitar una nueva oleada de contagios y por tanto puede permitir hacer un quiebro a mucho dolor y sufrimiento personal y social?
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