La petición de ponerse la mascarilla al abrir la puerta como “gesto de respeto” a los repartidores a domicilio
Uno de los sectores que no ha parado durante la crisis del coronavirus y que incluso ha aumentado su volumen de trabajo ha sido en de los mensajeros y repartidores a domicilio. Un gremio sobre el que se ha hablado y escrito mucho sobre sus condiciones laborales y para el que se pide un simple “gesto de respeto” en pandemia: ponerse la mascarilla antes de abrir la puerta y recibir el paquete.
Ojalá la mascarilla se viera más como un gesto de respeto, cortesía o como queráis llamarlo. No sé, aunque sólo vaya a ver a alguien diez segundos porque viene a traerme un paquete no quiero que piense que no lo respeto como para no tardar dos segundos en ponérmela.
— Suki (@SantaSuki) September 16, 2020
Quien lo ha pedido, con mucho éxito a través de Twitter en cuanto al impacto de su mensaje, ha sido la tuitera Suki (@SantaSuki). Ella comenta cómo algo tan sencillo como colocarse la mascarilla en una situación así puede significar mucho. “Ojalá la mascarilla se viera más como un gesto de respeto, cortesía o como queráis llamarlo. No sé, aunque solo vaya a ver a alguien diez segundos porque viene a traerme un paquete no quiero que piense que no lo respeto como para no tardar dos segundos en ponérmela”, comentaba.
Su mensaje ha sido muy aplaudido y en los comentarios se pueden leer los de otros internautas que aseguran hacerlo cada vez que un mensajero o repartidor llama a su puerta, pero también de quienes por despiste u olvido, no lo hacen. Para los segundos, el truco que comparten muchos es el de tener una mascarilla a mano, a la vista, para que no se olvide. En la mesita del recibidor o colgada en el pomo de la puerta.
La petición de @SantaSuki ha puesto en evidencia que es probable que el gesto de ponerse la mascarilla para recibir un paquete no esté demasiado extendido. Se desprende de los comentarios de quienes dicen que se les olvida, pero también de lo comentado por algunos repartidores, que lo han vivido en primera persona.
@bymmeby, por ejemplo, menciona que es repartidora y que solo “1 de cada 10 particulares se la pone. De esos 9, 5 se acercan demasiado. Por favor, tened preparada junto a la puerta y abrid con ella puesta”, les pide.
No te conozco pero soy repartidora y: 1 de cada 10 particulares se la pone. De esos 9, 5 se acercan demasiado. Por favor, tened preparada junto a la puerta y abrid con ella puesta 😊👍🏻
— bymmeby (@bymmeby) September 17, 2020
Su compañera de profesión, @Malloresa comenta algo similar en ese sentido. “Hago una media de 90 paradas al día, me sobran los dedos de una mano para contar los que la ponen para recibir su paquete. Eso sí, que no se me ocurra no ponérmela yo, aunque haya subido a un 5° sin ascensor, que la reclamación me deja en suspensión de empleo y sueldo…”, resumía sobre su experiencia personal.
Hago una media de 90 paradas al día, me sobran los dedos de una mano para contar los que la ponen para recibir su paquete. Eso sí, que no se me ocurra no ponérmela yo, aunque ya subido a un 5° sin ascensor, que la reclamación me deja en suspensión de empleo y sueldo...
— Soni (@Malloresa) September 16, 2020
Esta no es la primera reclamación en este sentido que ha llegado desde el sector desde que comenzó la pandemia. Al comienzo, en los meses más duros, en El Periódico publicaron una carta de un “repartidor de una conocida empresa de mensajería” en la que contaba su situación y la de muchos compañeros.
Era abril y entonces aseguraba que podía “hablar de forma fehaciente de los hábitos de compra que se están adquiriendo, y os aseguro que la inmensa mayoría no son cosas de primera necesidad. A ver si entiende la gente que los repartidores nos estamos exponiendo para que estas personas reciban la camiseta que se acaban de comprar, o unos gorros de esquí, entre otras muchas cosas que podría nombrar. Y no solo nos exponemos nosotros, sino que el riesgo de contagio aumenta al ir de casa en casa entregando compras innecesarias en este momento”.