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Marta Ortega no tiene un pasado tan humilde como muchos medios nos quieren vender

La nueva presidenta de Inditex, Marta Ortega. (Photo by Ramon Costa/SOPA Images/LightRocket via Getty Images)
La nueva presidenta de Inditex, Marta Ortega. (Photo by Ramon Costa/SOPA Images/LightRocket via Getty Images) (SOPA Images via Getty Images)

La prensa española ha recogido este martes el relevo en la cúpula directiva de Inditex. La compañía más grande de España y una de las más importantes del mundo con una valoración que supera los 100.000 millones de euros. Y lo ha hecho con importante despliegue de informaciones en los que se repite un mismo enfoque:

  • Marta Ortega ya tiene voz propia

  • Marta Ortega, su pasado como dependienta

  • Marta Ortega, de la tienda de Zara a la presidencia de Inditex.

Parece como si existiera un acuerdo tácito de extender la idea de que la nueva presidenta de Inditex es un caso de empresaria de éxito hecha a sí misma. Pero ese título, al contrario que la compañía, no se hereda. Nos explicamos:

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Marta Ortega lleva años preparándose para asumir este cargo de responsabilidad y trabajando desde la base. Cursó la carrera de empresariales, domina el inglés y el francés al tiempo que habla con fluidez el italiano. Se conoce los entresijos de la empresa al dedillo y no es un decir porque acude a cada inauguración de un establecimiento para supervisar todos los detalles. Empezó en una de las tiendas del grupo en Londres y después pasó por otros locales en diferentes partes del mundo antes de trasladarse a Shanghái en donde ejerció de enlace entre la sede central en La Coruña y el mercado del gigante asiático sobre el que ha crecido exponencialmente la marca. Después volvió a Coruña para operar desde el departamento de desarrollo, primero, y diseño, después. Ha impulsado la filosofía de conectar la alta costura con la calle y las campañas de ediciones limitadas de diseñadores exclusivos como Steven Meisel, Fabien Baron o Karl Templer han sido todo un éxito comercial.

Es complicado ponerle pegas a su trayectoria profesional. Tan difícil como estúpida sería la idea de dejar Inditex en manos de una persona con escasa preparación. Pero de ahí a intentar equiparar su trayectoria a la de su padre, hay un trecho. Amancio Ortega fundó la compañía en un garaje en el que confeccionó sus primeras batas para convertirla en una de las firmas de moda más famosas del mundo. Y su hija, simplemente la ha heredado. Pero que nadie culpe de esto al clan Ortega. Al contrario.

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La propia presidenta de Inditex acaba de definir su currículum empresarial de esta manera: "He vivido esta empresa desde mi infancia y he aprendido de todos los grandes profesionales con los que he trabajado durante los últimos 15 años. Siempre he dicho que dedicaría mi vida a desarrollar el legado de mis padres, mirando al futuro, pero aprendiendo del pasado y al servicio de la compañía, nuestros accionistas y nuestros clientes, en el lugar donde se considere que soy más necesaria".

O lo que es lo mismo, por muy preparada que esté, ha sido educada como antiguamente se hacía con los hijos de los emperadores. Cursó el Bachillerato en Suiza, estudió empresariales en la prestigiosa European Business School, por la especialidad de empresariado internacional, y fue saltando de cargo -y de país- sin mayor dificultad que la de hacer las maletas y coger el avión. Un periplo muy diferente de al de cualquier español de a pie cuyo primer trabajo es de dependiente en unos grandes almacenes.

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