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Los países de Latinoamérica donde más se paga por la electricidad

Foto de Getty Images.
Foto de Getty Images.

En abril pasado, el presidente Mauricio Macri debió enfrentar duras protestas de distintos sectores de la sociedad argentina debido al alza en las tarifas de los servicios públicos, los más notorios en gas y luz, un reflejo del impacto que ha provocado el desmonte que desde 2015 dispuso su Gobierno de los subsidios que para estos rubros establecieron durante doce años las administraciones Kirchner. Se calcula que el incremento fue del 1.600 por ciento entre 2015 y 2017, de acuerdo con cálculos del Observatorio de Tarifas de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo.

Al defender sus decisiones, Macri les insistió a sus compatriotas que eliminar los subsidios sanará la economía nacional (en 2017, dijo, se destinaron 125 mil millones de pesos -casi 5.500 millones de dólares- para cubrir este gasto), los invitó a consumir menos energía y agregó que los argentinos demandaban más energía que sus vecinos chilenos y uruguayos, pero pagaban menos.

Macri tenía razón. Las estadísticas del Observatorio Energético Minero del Perú, Osinergmin, para el cuarto trimestre de 2017, dan cuenta de que Uruguay fue el país de la región con las tarifas más altas en energía eléctrica residencial, según el consumo mensual de sus habitantes.

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En ese país, por un consumo mensual de 30 kilovatios hora el costo es de US$ 51,45 KWh, seguido de Guatemala con US$ 19,14.

Uruguay también lidera las tarifas cuando el consumo es de 65 KWh al mes (US$ 32,51) y 125KWh (US$ 25,54KWh), pero en los 300KWh le ganó Costa Rica, con US$ 23,35.

Tarifas de energía eléctrica para el sector residencial en Latinoamérica durante el cuarto trimestre de 2017 (Foto captura de pantalla Osinergmin-Perú).
Tarifas de energía eléctrica para el sector residencial en Latinoamérica durante el cuarto trimestre de 2017 (Foto captura de pantalla Osinergmin-Perú).

En cuanto a los sectores industriales y comerciales, es Panamá el país con el mayor costo de este servicio con US$ 20,02 para un consumo mensual de 50.000 KWh (comercial) y de US$ 18,11 para 500.000KWh al mes en el sector.

Le siguen Costa Rica en el sector comercial (US$ 19,23 para 50.000KWh al mes) y Bolivia en el industrial (US$ 15,04 para 50.000KWh al mes).

Tarifas de la energía eléctrica en los sectores industrial y comercial para el cuatro trimestre de 2017 en Larinoamérica (Foto captura de pantalla Osinergmin-Perú).
Tarifas de la energía eléctrica en los sectores industrial y comercial para el cuatro trimestre de 2017 en Larinoamérica (Foto captura de pantalla Osinergmin-Perú).

El economista argentino Federico Muñoz, de la firma Federico Muñoz y Asociados, especialistas en estudios económicos, le respondió a Yahoo Finanzas que en el caso argentino en particular, la decisión de las administraciones Kirchner de congelar las tarifas de energía eléctrica, en medio de un entorno de elevada inflación (40,3% anual en 2016; 24,8% en 2017 y en 2018 la acumulada hasta abril era de 6,7%), tuvo serios impactos: primero, la caída de la producción y la degradación de la infraestructura energética, y segundo el deterioro de las cuentas fiscales, “pues la brecha creciente entre el costo de la producción de la energía y el precio cobrado a los consumidores fue cubierto con subsidios fiscales (llegaron a representar algo menos de 4% del PBI)”.

Esa política, explica Muñoz, tuvo un giro al asumir Macri finalizando 2015, pero la recomposición tarifaria “para que el precio pagados por los usuarios se acercara al costo de producir esa energía y para reducir el monto de los subsidios que engrosaban el déficit fiscal” le ha requerido gastar gran parte de su capital político.

La creciente demanda, un desafío ambiental

El Banco Mundial calcula que al 2030 la demanda de energía en la región crecerá en un 80%, pero solo en Centroamérica proyecta que sea del 120%.

En la actualidad, la mayoría de los países presentan buenos índices de cobertura en energía eléctrica, se lee en el Sistema de Información Eléctrica de Latinoamérica y el Caribe, Osielac, de la Organización Latinoamericana de Energía, Olade, que cuenta con 27 países miembros.

Para 2016, el dato más reciente disponible, la mayoría superaba el 95%, con algunas excepciones: Bolivia (88%), Guatemala (92,06%), Honduras (75,12%), Nicaragua (90,10%) y Panamá (92,41%). Ninguno estaba por debajo del 75%, salvo Haití (30%).

Pese a los buenos índices de cobertura, el Banco Mundial advierte: “el aumento demográfico de la región -NdeR: en la actualidad la habitan cerca de 670 millones de personas- conllevará a un incremento en el uso de aparatos electrodomésticos y eléctricos, lo que, sumado a una mayor actividad industrial, disparará la demanda de energía ¿Cómo cubrirla de manera sustentable y que no agudice los efectos que ya se sienten en la región por el cambio climático? Dos palabras: energías renovables”.

La clave del futuro está en las energías renovables

Agrega la entidad, citando a la Agencia Internacional de Energías Renovables, que en el primer lustro de la década vigente en esta parte del continente fueron invertidos 80.000 millones de dólares en energías renovables no convencionales (se excluyen las grandes hidroeléctricas). “Una cuarta parte de la energía primaria total proviene de fuentes renovables, lo que convierte a Latinoamérica en uno de los mercados más dinámicos en este sector”.

Frente a esto, María Nohemi Arboleda, gerente general de XM, empresa encargada de la operación del sistema interconectado eléctrico de Colombia y filial de la multilatina Interconexión Eléctrica S.A. -ISA-, le comentó a Yahoo Finanzas que en este sentido “la matriz energética de la mayoría de los países de la región es bastante limpia, ya que la fuente principal de abastecimiento es la hidroelectricidad”.

Dijo, empero, que es un hecho que las fuentes renovables no convencionales -como la solar y la eólica- han tomado un impulso importante y países como Chile, México, Brasil, Uruguay y Costa Rica, que han desarrollado proyectos de gran escala con base en estas fuentes de generación.

De Colombia, país donde está establecido XM, indicó que “dispone de una política para la incorporación de estas fuentes y se espera que hacia el año 2023 se cuente con alrededor de un 20% de generación basada en estos recursos renovables no convencionales y, como resultado de ello, se tendrá una matriz energética aún más limpia”.

Fotografía de archivo cedida por Bindivia, que muestra a un trabajador mientras revisa paneles solares en el Parque Villanueva, en el estado de Coahuila (México). Enel Green Power México, filial mexicana de energía renovable del italiano Grupo Enel, firmó un acuerdo con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para expandir en 10 % la capacidad de tres de sus plantas de renovables en el país, en las que invertirá unos 97 millones de dólares, informó hoy la compañía. Enel Green Power México es el mayor operador de energía renovable del país en términos de capacidad instalada y cartera de proyectos. Actualmente, la compañía opera 843 megavatios, de los cuales 675 provienen de energía eólica, 53 de energía hidroeléctrica y 115 de energía solar (Foto EFE/Cortesía Bindivia).
¿Qué puede afectar las tarifas?

Patricia Acosta, especialista en energía del Banco Mundial, declaró a la web oficial de la entidad que las tarifas de la energía eléctrica en Latinoamérica dependerían en el corto plazo de los siguientes factores, que a su vez son retos que los países tendrán qué enfrentar:

  • Gran aumento de los niveles de urbanización y concentración económica, y su consecuente impacto en el suministro de energía y en la calidad del aire;

  • Aparición de nuevas tecnologías disruptivas (energías renovables, sistemas y redes inteligentes, infraestructura de medición, sistemas almacenamiento y otros), que impulsarían la rápida transformación del modelo actual de prestación del servicio de energía y que requieren mayor conocimiento técnico;

  • Cambios en los patrones de los mercados energéticos mundiales (como el exceso de oferta de petróleo) con implicaciones para la seguridad energética, el comercio y el costo de la energía;

  • Aumento del impacto del cambio climático en el suministro de energía y la seguridad energética (como la hidrología, daños a la infraestructura energética por condiciones climáticas extremas, etc.), y los compromisos políticos para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero;

  • Aumento de las restricciones financieras. El financiamiento de infraestructuras energéticas seguirá siendo un reto, y serán necesarios instrumentos de financiamiento innovadores como garantías, seguros climáticos, etc. para abordar los nuevos retos de carácter multidimensional.

El Banco Mundial referenció los avances en países como Brasil, Chile, México, Perú y otros, los cuales ya han iniciado, dijo, el cambio hacia una economía menos intensa energéticamente, aprovechando sus abundantes recursos renovables y buscando aumentar su eficiencia económica mientras reducen sus necesidades de inversión en infraestructura energética.

Trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad realizan un simulacro en la ciudad de Campeche (México). Jaime Hernández. EFE/Cuahtémoc Moreno
Trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad realizan un simulacro en la ciudad de Campeche (México). Jaime Hernández. EFE/Cuahtémoc Moreno

Frente a esto, la gerente de XM, María Nohemi Arboleda, se refirió: “La intensidad energética no es un problema ni un hecho indeseable. Lo importante es poder abastecer la demanda de una manera eficiente, a costos competitivos y de manera amigable con el ambiente. El desarrollo de los países requerirá cada vez más energía, pero esta debe estar cada vez más alineada con los retos de la sostenibilidad. Adicionalmente, dentro de las tendencias que visualizamos hacia el futuro está la mayor penetración de la movilidad eléctrica, lo cual llevará a un incremento en la demanda de energía”.

Dijo Arboleda que para los países de la región es positivo contar con sistemas flexibles, “una matrix energética diversificada, adaptable ante el cambio climático y que contribuya al desarrollo eficiente del mercado de energía” para preservar la prestación del servicio de energía eléctrica en condiciones de confiabilidad, seguridad y economía, pero que para ello, “dentro de la política se ha ido incorporando la respuesta de la demanda para que en aquellos casos en que no sea eficiente generar más o construir más infraestructura, sea la demanda, mediante una reducción de su consumo, la que aporte a la solución. Asimismo, los usuarios pueden implementar estrategias de eficiencia energética que los lleven optimizar su uso de la energía”.

La correlación entre energía y pobreza

La importancia de la energía, y por consiguiente del costo de las tarifas, lo explica el Banco Mundial al indicar que existe una relación “importante” entre vulnerabilidad energética y pobreza, que va más allá del acceso al servicio eléctrico. Y pone como ejemplo el caso de Chile, donde casi medio millón de hogares chilenos (es decir el 15,7% de la población) invierte más del 10% de sus ingresos en calefacción, iluminación y cocción de alimentos.

En ese país, señaló el Banco Mundial citando a Patricia Marcos, especialista en Energía de dicha entidad:un primer paso fue la aprobación de la Ley de Equidad Tarifaria en 2016, cuyo objetivo es nivelar las tarifas de distribución para los usuarios residenciales más vulnerables del sistema. Además, en su Política Energética 2050, Chile estableció como meta que, al 2035, el 100% de viviendas de familias vulnerables tengan acceso continuo y de calidad a servicios energéticos”.

María Nohemi Arboleda, de XM, señaló: “la energía significa alimentación, iluminación, refrigeración, calefacción, conectividad, transporte, entre otros aspectos de la vida cotidiana. En tal sentido, una sociedad que dispone de fuentes de energía confiables, costo eficientes y limpias es competitiva, lo cual seguramente redundará en calidad de vida, inclusión, desarrollo, generación de empleo y creación de riqueza”.

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