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Los malos hábitos con tu dinero que te pueden llevar a la quiebra

Los malos hábitos con tu dinero que te pueden llevar a la quiebra

A medida que crecemos, vamos tomando notas del comportamiento de los adultos: qué calles tomar para llegar a casa, qué actitudes asumir cuando nos encontramos en una situación de crisis, o cómo comportarnos con civismo y urbanidad.

Pero sin que nos demos cuenta, también vamos observando sus comportamientos con respecto al dinero: ¿ahorrar? ¿tirar la casa por la ventana? Ya sea para imitarlos o para rechazarlos totalmente, cuando nos hacemos grandes y ganamos nuestro primer salario ya sabemos más o menos qué hacer.

Pero siempre hay malos hábitos que persisten y que, de no atajarlos, podrían hacer que un día la pasáramos muy mal. Aquí van –de acuerdo con Business Insider- algunos de estas actitudes nocivas, y luego un par de consejos para luchar contra ellas.

Comprar almuerzo… y café y bocadillos todos los días

Para quienes laboran en el corazón de cualquier urbe, salir a almorzar y encontrar cualquier tipo de comida es realmente muy fácil. Generalmente salimos de la oficina a la hora del almuerzo junto a un par de amigos, todos contagiados por el mismo mal: emplear a esa hora un dinero que podríamos destinar a mejores fines.

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“No hay nada malo en comprar ocasionalmente un almuerzo o bocadillos a la pasada -asegura Stephany Kirkpatrick, directora de planificación financiera en LearnVest Planning Services. Pero cuando aspiras a obtener mayores metas financieras, esta es una de las áreas más fáciles de reducir sin sacrificar tu calidad de vida”.

De ahí que la idea sea llevar la mayoría de los días de la semana laboral algo preparado en casa para degustarlo en la misma oficina, en una terraza o en un salón de la empresa. Siempre habría al menos un día para darte un gusto con tus colegas.

“Asegúrate de permitirte un día en que sí compres tu almuerzo – y saboréalo, de manera que traer tu almuerzo los demás días no te haga sentir que te estás perdiendo algo”, insiste la especialista. Sin lugar a dudas te estarías ahorrando entre 300 y 400 dólares al año, que parece poco pero no lo es.

No priorizar deudas de alto interés

Si te empeñas en liquidar tus deudas “a lo loco”, sin un análisis previo de cada una, estarías incurriendo en un grave error para tu bolsillo. Hay deudas con altos niveles de interés que deberías priorizar, de manera a intentar salir de ellas cuanto antes.

Para esto es necesario que te hagas un ranking de tus deudas y de las tasas de interés de cada una; prioriza aquellas que cobran más por el dinero pendiente.

“Focalizarse en el pago de una sola deuda –mientras mantienes pagos mínimos pagos por las otras- puede no sólo ahorrarte intereses, sino también puede darte mayor flexibilidad en el flujo de efectivo a largo plazo,” explica Natalie Taylor, en LearnVest Planning Services.

Mantener una deuda en la tarjeta de crédito

Como ya sabes, si no liquidas la totalidad de una tarjeta de crédito, cada mes eres penalizado con un interés, lo que puede conducirte a un círculo vicioso de pagos parciales, acumulación de intereses y, por lo tanto, incremento de la deuda total.

Para ello, deberías atacar cuanto antes a tus tarjetas de crédito, con seriedad, sin miedo. “Salirse de la deuda de tarjeta de crédito puede ser uno de los desafíos financieros más difíciles de lograr,” asegura David Blaylock, otro experto de LearnVest Planning Services.

Dejar para el final tus metas de ahorro

Generalmente solemos pagar nuestras cuentas y facturas primero, y luego dejar caer algo de efectivo sobrante al lugar destinado para el ahorro: un fondo de emergencia, para una boda, la entrada del pago de una casa o un viaje al extranjero.

Estamos olvidando que ahorrar también debería ser una obligación para con nosotros mismos. Pero lamentablemente no siempre le damos la importancia que merece.

Para darle solución, deberías aprender esto: “págate a ti mismo primero”, fija un aporte mensual que automáticamente vaya de tu sueldo, ¡sin escalas!, hasta tu cuenta de ahorro. Coordínalo con tu empleador o hazlo tú mismo con mucha seriedad y regularidad. Solo así irás acumulando sin muchos contratiempos, y al final eso te dará tranquilidad.

“Podría necesitarse algún ajuste inicial –señala Katie Brewer, experta de LearnVest Planning Services-, pero te sentirás genial cuando veas esa cuenta crecer cada mes con un mínimo esfuerzo”.

Pero, ¡cuidado!: no olvides tu plan al cabo de dos o tres meses. Por ello, preferentemente, fija un movimiento automático hacia tu cuenta que evite que un día te desentiendas de tu plan si tuvieras que hacerlo manualmente. Al cabo de seis meses o un año verás el fruto de tu planificación.

Por último, hay una serie de tips de los que deberías tomar buena nota: fija un presupuesto y organiza tus vacaciones con tiempo de antelación, no compres un paquete turístico a última hora, dos días antes del viaje, pues los costos serán mucho más altos que si organizadamente compras tu hotel o tu avión o tu crucero con dos o tres meses de antelación.

Cuidado con las compras digitales

Por otra parte, ten cuidado con los gastos en gustos electrónicos. No son pocos los que adquieren, por ejemplo, derechos de películas en Amazon, para luego olvidarlos en su tableta o su ordenador

“He visto una gran cantidad de clientes que, sin darse cuenta, gastan cientos de dólares mensuales en medios digitales de comunicación – todo desde iTunes hasta libros y películas de Amazon”, dice Brandie Farnham, de LearnVest Planning Services.

Están también quienes reciben tarjetas de regalo y luego las dejan tiradas en una esquina de casa. En realidad desconocemos el valor que esos pequeños objetos tienen para sacarnos de un apuro, para hacer que ni siquiera toquemos nuestro monedero.

Y hasta en muchas ocasiones estas sirven para comprarle un regalo a un amigo que cumple años o a un familiar con el que queremos tener un bonito gesto ¡sin tener que meter la mano en el bolsillo!

Por último, recuerda que salir a comer afuera es hermoso, pero acarrea grandes heridas en nuestra bolsa particular.

Si comer en un restaurante es la justificación ideal para reencontrarnos con algunos amigos, ¿por qué no hacerlo en un lugar menos prohibitivo?

“Si realmente quieres estar con tus amigos, toma una botella de vino, pídele a todos que traigan un plato y organiza una maratón de películas”, sugiere Ellen Derrick, de LearnVest Planning Services. “¡Se trata de la compañía, no de los aperitivos caros!”