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Los límites a la inmigración promovidos por Trump perjudicarían la economía

El presidente de EEUU, Donald Trump, pretende reducir la llegada de inmigrantes al país a la mitad. (AP Photo/Jacquelyn Martin)
El presidente de EEUU, Donald Trump, pretende reducir la llegada de inmigrantes al país a la mitad. (AP Photo/Jacquelyn Martin)

El presidente de EEUU, Donald Trump, ha puesto en marcha otra promesa de su campaña electoral al respaldar públicamente un proyecto de ley en el Senado dirigido a reducir la inmigración, de manera que admitiría más emigrantes altamente calificados y menos personas poco cualificadas. Sin embargo, este plan entra en conflicto con otra prioridad de Trump: impulsar el crecimiento económico más allá del triste 2% de los últimos años.

El proyecto de ley del Senado, que lleva uno de esos nombres burdos a los que ya estamos acostumbrados: Reforma de la Inmigración Estadounidense para un Empleo Fuerte, o RAISE (que en inglés significa “incrementar”), cambiaría los criterios para permitir la entrada legal a los Estados Unidos a las personas que quieran inmigrar. El sistema actual depende en gran medida de los vínculos familiares. En virtud de la Ley RAISE, las prioridades serían la educación, el dominio del inglés y los logros demostrados como trabajador o propietario de un negocio. Se estima que el proyecto de ley reduciría la inmigración total de 1 millón de personas al año a 500.000 o una cifra similar.

La idea es atraer a los Estados Unidos a los extranjeros más talentosos, mientras que restringe la entrada a los inmigrantes poco cualificados que podrían estar dispuestos a trabajar por salarios más bajos que los trabajadores estadounidenses, amenazando así esos puestos de trabajo. “Este competitivo proceso de solicitud favorecerá a los solicitantes que hablen inglés, cuenten con un apoyo económico para ellos y sus familias y demuestren que tienen habilidades que pueden contribuir al desarrollo de nuestra economía”, explicó Trump en la Casa Blanca, el pasado 2 de agosto. “Las reformas de la Ley RAISE reducirán la inmigración no cualificada, por lo que contribuirán a aumentar el sueldo de los trabajadores estadounidenses”.

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Los límites a la inmigración representan riesgos para la economía

No es una idea nueva. Canadá y Australia aplican sistemas de inmigración basados en el mérito que son similares a lo que prevé la Ley RAISE. Algunos grupos liberales y sindicatos apoyan la idea, ya que podría proteger a los actuales trabajadores estadounidenses. Sin embargo, se debe tener en cuenta que cualquier límite a la inmigración legal también representa riesgos para la economía ya que, si Estados Unidos quiere crecer más rápido y con más fuerza, en realidad necesita más trabajadores inmigrantes, no menos. Dado que Trump ha prometido alcanzar un crecimiento económico del 3% o incluso más durante su presidencia, reducir la inmigración haría que esa ardua promesa electoral fuera aún más difícil de cumplir.

Es lógico pensar que imponer normas más estrictas a la inmigración reducirá la competencia por los puestos de trabajo, por lo que los trabajadores existentes estarían en una posición mejor. No obstante, la economía no es un juego de suma cero ni un conjunto de recursos fijos que se reparten equitativamente por cada habitante. Incluso en este período, la economía es bastante dinámica y cuantas más personas trabajen, más dinero gastarán, contribuyendo a que la economía crezca y a crear nuevos puestos de trabajo. La población nativa de Estados Unidos está envejeciendo, por lo que es necesario que se produzca una entrada de inmigrantes que cubran los puestos de trabajo vacantes, fortalezcan la demanda y estimulen el crecimiento. “Aumentar la inmigración es la mejor estrategia para impulsar el crecimiento económico y el nivel de vida”, afirmó Mark Zandi, economista principal de Moody’s Analytics, en una conferencia en vivo transmitida recientemente por Yahoo Finanzas.

Las granjas estadounidenses dependen en gran medida de los inmigrantes para recoger los productos. REUTERS/Mike Blake/Archivo Foto
Las granjas estadounidenses dependen en gran medida de los inmigrantes para recoger los productos. REUTERS/Mike Blake/Archivo Foto

En 2013, el Senado estuvo barajando un proyecto de reforma bipartidista que habría permitido la entrada a más inmigrantes legales en Estados Unidos e incluso les habría facilitado la obtención de la ciudadanía a aquellos que habían ingresado de manera ilegal en el país. En 10 años el proyecto de ley habría aumentado la población estadounidense en unos 10 millones y la mano de obra a 6 millones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés). Sin embargo, en vez de desatar una lucha por los escasos puestos de trabajos, en una década este proyecto de ley habría impulsado el crecimiento del PIB en un 3,3%, así como el aumento de la inversión y la productividad, indicó la CBO. Al inicio el salario promedio sufriría una caída ligera pero a largo plazo aumentaría. “El empleo aumentaría a medida que la fuerza de trabajo se expandiera”, afirmó la CBO, “porque la población adicional provocaría un aumento de la demanda de bienes, servicios y mano de obra”.

Los economistas concuerdan en un principio: la economía crece a medida que aumenta la mano de obra, siempre y cuando la productividad sea positiva y no negativa. Si los nuevos inmigrantes llegan a Estados Unidos pero no trabajan, entonces la inmigración sería un obstáculo para la economía. Pero ese no es el caso. El índice de participación en el mercado laboral de las personas de más de 16 años nacidas en el extranjero que viven en Estados Unidos es del 65,2%, una cifra superior al índice de los nacidos en Estados Unidos, que es del 62,3%. La tasa de desempleo en 2016 fue del 4,3% para los trabajadores nacidos en el extranjero y del 5% para los nacidos en el país. Por tanto, existen más probabilidades de que los inmigrantes estén dispuestos a trabajar y consigan un puesto de trabajo que los ciudadanos nacidos en Estados Unidos.

Los inmigrantes también ponen en marcha más negocios que los ciudadanos nacidos en Estados Unidos, y no se trata únicamente de compañías de tecnología de alto vuelo respaldadas por miles de millones de dólares de los fondos de riesgo. Los inmigrantes también son más propensos a abrir charcuterías, salones de manicura, talleres de reparación de automóviles y muchos otros tipos de negocios a pie de calle. Menos inmigrantes significa que tendremos menos negocios de este tipo, aunque Trump logre atraer a más cerebritos extranjeros. Después de todo, la mayoría de las empresas que sustentan la economía no son como Google.

Rick Newman